Coronavirus: La ivermectina frente a una nueva ceguera


La difusión de la utilidad de la ivermectina -una droga inicialmente utilizada para combatir un parásito que provocaba ceguera- en el tratamiento de pacientes enfermos con coronavirus (Covid-19) se multiplicaron en los últimos meses, en particular después de que InfoRegión publicara una investigación realizada por profesionales de la salud en centros asistenciales de la región.

El 30 de setiembre este medio dio cuenta del trabajo encabezado por el médico Héctor Carvallo, ex director del hospital de Ezeiza, junto a otros colegas especializados en enfermedades infecciosas. Poco después, esas investigaciones -con propuestas tanto para la prevención de los contagios como para el tratamiento-, fueron potenciadas por la realización de videos para su difusión en canales especializados en investigaciones médicas, de lo que también se diera cuenta aquí oportunamente.

Con el correr de las semanas, la ola siguió expandiéndose. Además de las publicaciones científicas enumeradas en aquella oportunidad (Trial Site News y MedRxiv), en los últimos meses otros ámbitos científicos dieron cuenta del trabajo realizado en el sur del conurbano bonaerense.

Por citar algunos ejemplos, Medical Press, que se presenta como “una editorial internacional de acceso abierto en beneficio de la comunidad científica mundial” y se compromete “a contribuir con una plataforma revisada por pares de alta calidad que mejorará el desempeño de los profesionales de la salud e investigadores científicos para mostrar los descubrimientos innovadores“, publicó en su Journal of Biomedical Research and Clinical Investigation la investigación que sus autores denominaron IverCar, su propuesta de profilaxis contra el coronavirus a base de Ivermectina y Carragenina

Por su parte Medwin Publishers, “una editorial de acceso abierto revisada internacionalmente por pares que se dedica a publicar artículos originales con énfasis en los últimos hallazgos de investigación”, según su propia presentación, se hizo eco de los mismos trabajos en su Journal of Infectious Diseases & Travel Medicine mediante lo que definió como un Conceptual Paper

La revista de la Sociedad de Medicina Interna de Buenos Aires y la revista científica Educándonos, en el ámbito nacional, también se hicieron eco de las investigaciones de Carvallo y Roberto Hirsch, jefe de departamento de Enfermedades Infecciosas del Muñiz y coautor del trabajo.

Más trabajos y reconocimiento oficial

Pero no sólo la investigación de estos profesionales sobre el uso de ivermectina contra el coronavirus incrementó su repercusión, también alcanzaron difusión internacional otros trabajos argentinos coincidentes sobre los beneficios de emplear esta droga para enfrentar la pandemia.

El propio Gobierno nacional admite que “la administración de ivermectina a dosis de 0,6 miligramos por kilo de peso (el triple de lo usado habitualmente) produce la eliminación más rápida y profunda del virus cuando se inicia el tratamiento en etapas tempranas de la infección (hasta 5 días desde el inicio de síntomas)”, reconoce que se ha producido “el hallazgo de la actividad antiviral de ivermectina” como “resultado de un estudio clínico sobre 45 pacientes con enfermedad leve o moderada en distintos centros hospitalarios (CEMIC, Muñiz y Alta Cuenca de Cañuelas)” y destaca que “los pacientes que recibieron ivermectina presentaron una respuesta antiviral significativamente diferente a los no tratados, el efecto se evidenció en la disminución más profunda de virus en secreciones”.

Desde el sector privado, también se ha hecho público el interés por desarrollar estrategias comerciales que contemplen a esta droga dentro del menú de tratamientos posibles. Hugo Sigman, CEO del Grupo Insud, responsable de la fabricación de la vacuna de Astra Zeneca en la Argentina, participó el último lunes de la Conferencia Industrial anual organizada por la UIA donde destacó que, en cuanto a tratamientos contra el Covid-19, están trabajando en dos proyectos, uno es la producción de suero equino hiperinmune. El otro, dijo, es la ivermectina. Según publicó el portal Infobae, el empresario destacó que “un conjunto de investigadores desarrollaron una ivermectina de calidad humana”.

“Tenemos mucha experiencia en utilizarla en altas dosis. Realizamos un estudio y vimos que la carga viral baja sustancialmente. Tenemos una satisfacción muy grande. La investigación se publicó en preprint en The Lancet hace tres semanas y desde entonces se encuentra en el Top 10 de los artículos presentados por la revista científica. Es muy interesante para el futuro, sobre todo aplicado en pacientes que hayan presentado sus síntomas no más allá de los cinco días”, insistió ante la comunidad empresaria.

La editorial The Lancet, una de las más prestigiosas en publicaciones médicas, difundió el 11 de noviembre último el estudio Antiviral Effect of High-Dose Ivermectin in Adults with COVID-19: A Pilot Randomised, Controlled, Open Label, Multicentre Trial (Efecto antiviral de la ivermectina en dosis altas en adultos con COVID-19: ensayo piloto, aleatorizado, controlado, abierto y multicéntrico) que da cuenta de los efectos positivos del uso de ivermectina en pacientes con coronavirus (Covid-19). El trabajo fue encabezado por Alejandro Krolewiecki, de la Universidad de Salta y el Conicet, junto a un equipo integrado por una veintena de profesionales de todo el país. Efectivamente, la investigación fue publicada en calidad de Preprint, es decir un estudio considerado preliminar y que aún no fue validado por colegas, pero que ha atravesado “comprobaciones habituales de SSRN y una comprobación específica de Lancet para comprobar su idoneidad y transparencia”, según indica la propia editorial.

Es decir que se trata siempre de investigaciones que necesitan ser expandidas y profundizadas, pero que orientan acciones terapéuticas posibles, especialmente en un entorno de emergencia como el que plantea la pandemia.

Todos estos estudios alcanzaron para que un puñado de provincias abrumadas por el coronavirus protocolizaran el empleo de Ivermectina para el tratamiento de sus pacientes. Corrientes, Salta, Jujuy, Tucumán, Chubut y Río Negro, son algunas de las que admiten su uso compasivo. Pero curiosamente el Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires, que fue el primer en recibir los resultados de los estudios realizados en el Hospital de Ezeiza, archivó el trabajo y clausuró la posibilidad de protocolizarlo.

Cegueras

El 15 de noviembre último, el portal elcohetealaluna.com publicó un artículo que lleva la firma del periodista Juan Carlos Tealdi con el sugerente título Cegueras. En esa publicación, en la que se citan los dos trabajos dados a conocer por este medio sobre el uso de ivermectina, se sugiere que la ceguera está del lado de quienes proponen el empleo de esta droga y no de parte de quienes se niegan a ver sus resultados o a aprobar su uso.

La línea argumental de aquella nota es que los estudios sobre el uso de ivermectina son preliminares y no fueron aprobados por los organismos regulatorios con el fin específico de combatir el coronavirus. Nunca se alude a investigaciones que den cuenta de efectos adversos o peligrosos como consecuencia del uso de una droga que, por otro lado, lleva décadas en el mercado. Es decir, nadie afirma que hace mal el tratamiento con ivermectina, sino que no está suficientemente probado que sea efectivo.

Una lectora de ese artículo, que se presenta como María Inés López Varela, deja un comentario en el que señala que “en una pandemia está siendo mucho más estricto el permiso para aplicar un posible tratamiento que la vacuna en sí”. Además, sugiere que se aplica un doble standard para evaluar tratamientos y vacunas porque se reclama “la prueba de eficiencia para el tratamiento” mientras se pemiten “aplicar miles de dólares en ensayos para vacunas y saltearles a las mismas la fase 3, aun cuando el viejo medicamento hace muchísimos años que tiene la fase de seguridad aprobada”.

En definitiva, la observación es que se exigen investigaciones que demandan plazos que la emergencia sanitaria parece no estar dispuesta a conceder, sin atender al argumento de que no hay registro de efectos negativos relevantes, es decir que la aplicación de esta propuesta terapéutica, aun cuando se ponga en duda su efectividad, no implica riesgos.

El médico Lorenzo Viña de San Nicolás, que está haciendo un fuerte trabajo en su ciudad con el ibuprofeno inhalable, respondió a InfoRegión sobre este mismo problema: “En tiempo de guerra no se pueden hacer esas investigaciones porque implican suministrarles a algunos enfermos un placebo. Usted no le puede dar agua a un paciente con Covid en lugar de medicamento porque lo puede llevar a la muerte”, y consideró que lo importante en la emergencia es tener certeza de que el medicamento sumnistrado no hace daño.

En ese sentido, la ivermectina ha dado muestras de ser una droga segura. Su historia se remonta a los años 70 del siglo pasado. En 1974 el bioquímico Satoshi Omura del Instituto Kitasato de Japón (Premio Nobel de Fisiología y Medicina en 2015), en asociación con los laboratorios Merck Sharp & Dohme (MSD) descubrieron la bacteria Streptomyces avermectinius. En 1982 encontraron que esa bacteria podía combatir al parásito Onchocerca volvulus, causante de una enfermedad muy expandida en África y otras regiones tropicales: oncocercosis o “ceguera del río”. Esa nueva herramienta inspiró sendos programas de organismos de salud nacionales e internacionales para abastecer a la población del nuevo medicamento. Finalmente, en 1988 el Instituto Kitasato renunció a la patente, por lo que se liberó la producción del medicamento para todo el mundo.

“En informes de la Universidad de Utah, hay datos de que la tasa de mortalidad (por coronavirus) disminuyó en un factor de 6 en comparación con los pacientes que no la recibieron la ivermectina. Además, es tan efectivo que solo es administrando una vez. Dado que 300 millones de personas usan este medicamento cada año, se ha confirmado su seguridad”. La afirmación pertenece el ministro de Finanzas y Revitalización Económica de Japón, Yasutoshi Nishimura durante un encuentro con el propio Omura, según informó la agencia de noticias japonesa International Press en su sitio en español.

Hasta ahora la ivermectina ha demostrado ser una droga segura y económica, hay trabajos coincidentes sobre las ventajas que ofrece para tratar Covid-19 y puede ser producida a bajo costo por laboratorios de escasa complejidad. A simple vista, no luce como un gran negocio para nadie, excepto para las personas que podrían salvar sus vidas. Para eso será necesario que antes, como ocurrió con la “ceguera del río”, la ivermectina consiga combatir esta nueva imposibilidad de ver.