Ley de Talles: Legislar para garantizar la libertad de los cuerpos

La norma propone un Sistema Único Normalizado de Identificación de Talles de Indumentaria.

Macarena tiene 14 años y lleva con orgullo algunos kilos de más. Ella quiere verse como las demás chicas de su edad, pero las vidrieras le devuelven un “no”. Ella tiene el mismo derecho que las jovencitas que pesan 10 kilos menos a vestirse con la ropa de moda. Ella quiere elegir su outfit para salir a bailar y brillar, pero sus opciones son considerablemente reducidas. Su situación es la de muchas chicas, adolescentes y mujeres adultas. Y la Ley de Talles aparece como una promesa de libertad que se celebra en todos los ámbitos.

La Cámara de Diputados sancionó el 21 de noviembre pasado la Ley de Talles, que ya tenía media sanción. La norma –que fue aprobada por 163 votos afirmativos y ocho abstenciones, pero aún no fue reglamentada- apunta a implementar un “Sistema Único Normalizado de Identificación de Talles de Indumentaria” (SUNITI), pero también establece la obligatoriedad de realizar en todo el territorio nacional, cada diez años, un estudio antropométrico de la población a efectos de confeccionar tablas de medidas diferenciadas por grupo etario y por género.

“Es un avance en materia de perspectiva de género ya que implica la exhibición, confección y también la disposición de prendas que incluyan todas nuestras medidas y posibles medidas de manera más accesible y con mayor variedad”, analizó Analía Kelly, referente de la organización feminista Mumalá (Mujeres de la Matria Latinoamericana).

Es un avance en materia de perspectiva de género

Analía Kelly, referente de Mumalá

La ley promete “mayor equidad” y el respeto de todos los cuerpos, a partir del establecimiento de una tabla de medidas estandarizadas para todo el territorio argentino, que surgirá de un estudio antropométrico de la población que se llevará a cabo cada 10 años. Esa tabla debe ser cumplida y respetada por todos los comerciantes de indumentaria. “Todo comerciante, fabricante o importador de indumentaria debe identificar cada prenda de acuerdo con el SUNITI y la etiqueta debe ser de fácil comprensión para el consumidor y adherida a la prenda”, establece la Ley.

“Conseguir ropa linda, grande y moderna nos cuesta muchísimo”, admite Micaela Grisapulli, encargada de “Cuenta Conmigo”, un local de indumentaria femenina de Luis Guillón. Y ahí es cuando las vidrieras le empiezan a decirle “no” a Macarena y miles de mujeres que quieren estar a la moda.

Conseguir ropa linda, grande y moderna nos cuesta muchísimo

Micaela, encargada de un local de indumentaria femenina

“Con los jeans, nosotros trabajamos desde el talle S al 62 pero ciertas marcas sólo trabajan hasta el 44 y los talles más grandes los tenemos que buscar por otros lados”, explicó la mujer, quien admite que en cuanto a talles de mujeres más reales (que rompen con los prototipos que muestran las revistas) “no hay variedad”.

Y esto, de movida, marca un problema. Es que en la provincia de Buenos Aires no debería haber inconvenientes para conseguir talles grandes ya que el 30 de marzo de 2001 fue aprobada la Ley 12.665, que señala que “para la marcación de la indumentaria de la mujer adolescente deberán utilizarse las definiciones y procedimientos de medición de cuerpo establecidos en las normas IRAM 75.300”.

¿Cómo son? De acuerdo a la serie IRAM 75.300, si se trata de una prenda superior, como una remera, la medida corporal principal que la identifica es el contorno del busto o tórax, según sea para mujer u hombre. Si es una prenda inferior, como un pantalón, la medida corporal principal es la cintura. Estas medidas principales se combinan con una medida secundaria (contorno de cadera, altura, etc.) para completar el talle de la prenda en su totalidad. La combinación de los valores de las medidas principales y secundarias es libre. Esta información se vuelca en un pictograma ya definido el cual se puede colocar a modo de etiqueta colgante o cosida a la prenda y debe tener un tamaño tal que sea legible y asegure su permanencia hasta tanto llegue a las manos del consumidor.