Cuando empecemos de nuevo, deberemos inventar otra escuela


La frase del título es de Francesco Tonucci, psicopedagogo italiano. Llevar a los adolescentes de vuelta a las aulas es una de las tareas prioritarias para volver a la normalidad escolar y social, ya que el aislamiento, los sentimientos de aburrimiento y marginación, la falta de una red social más allá de la familia, son los principales problemas a los que nos enfrentamos ante esta pandemia.

Los amigos y amigas tienen un rol cada vez más importante para divertirse, jugar, comunicarse, conformar su identidad de adolescentes y explorar el mundo físico y social más allá de la familia, facilitar las relaciones entre iguales en la escuela y fuera de ella, participar en asociaciones infantiles y actividades de grupo sabemos que es primordial. Las relaciones con los profesores y compañeros, dentro del sistema escolar, refuerzan la importancia que éstas ya tenían en primaria, tanto desde el punto de vista de los conocimientos como de las relaciones. Las autoridades no ignoran esta realidad, pero en vista de los acontecimientos el regreso se hace cada vez difícil. El ámbito escolar es irremplazable, pero ¿cómo se vuelve tranquilo, sin las condiciones adecuadas, sin un tratamiento específico y si no aparece la vacuna?

¿Qué pasará cuando se levante la cuarentena? ¿El año estará perdido o se podrá hacer algo con lo poco o mucho enseñado de manera virtual? Es notorio el enfriamiento de los alumnos, cada vez son menos los chicos interesados en el aprendizaje virtual, ya sea por desinterés o por falta de medios. Pocos se molestan en realizar los trabajos o en comunicarse con el docente. El  mensaje de que no se va a evaluar colaboró para este desgano.

Gran desafío será entonces el planeamiento de la vuelta a las aulas. Lograr que los adolescentes se preocupen por recuperar lo no aprendido. La situación ya era difícil en las aulas antes del cierre de las escuelas ¿y ahora?

Por otro lado, ¿cómo se logrará instrumentar las medidas higiénicas para evitar contagios: el lavado frecuente de manos, la desinfección frecuente de los objetos y el distanciamiento social?  El tamaño de las aulas condiciona este distanciamiento, cuando se pedía continuamente que los grupos sean numerosos para no cerrar los cursos. Adecuar la infraestructura, dotarse de insumos de aseo y bioseguridad para poder así evitar contagios masivos. Además, sabemos que los alumnos no son los únicos ocupantes del espacio. Seguramente el aire libre se convertirá en un aliado para una vuelta a las aulas diferente. ¿Habrá reuniones grupales y actividades deportivas?

Los docentes tienen el gran reto de continuar con el  aprendizaje virtual y  prever nuevas estrategias.

Cuando retornemos, tendremos que inventar una escuela que hoy no existe y a la cual va a ser muy complicado adaptarse. Ojalá podamos lograrlo.