Diez años de PASO: Cómo fueron los resultados hasta ahora


A pesar de que habitualmente no se usan para resolver las candidaturas hacia adentro de cada fuerza política, las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias, que comenzaron a implementarse en 2011, han mostrado históricamente un alto nivel de participación en todo el país, y en particular en el conurbano. Un relevamiento realizado por Info Región en algunos municipios del sur del Gran Buenos Aires, demuestra que aquí también la participación popular siempre fue elevada, con cifras que van desde el 73 hasta el 83 por ciento del electorado, con mejor desempeño para el peronismo en los años en que se produjo un mayor nivel de participación popular.

Según el relevamiento de este medio en la región, el punto más alto de ausentismo, es decir de menor participación popular, se produjo en las PASO de 2015 con 26 por ciento de electores que no se presentaron a cumplir con su obligación cívica. Ese año fue justamente el del triunfo de Mauricio Macri, que se alzó con la presidencia de la Nación, en lo que constituyó la primera derrota del peronismo en una presidencial desde 1999.

Curiosamente ese año de 2015 en que fue entronizado Macri en la Casa Rosada fue también el comicio en el que se emitieron menos votos positivos (sufragios válidos a un candidato habilitado) con una cifre que representó el 65 por ciento del total del padrón habilitado.

En contraste, las Primarias en las que el ausentismo fue más bajo fueron las de 2011, con solo un 20 por ciento de los habilitados para sufragar que, en los distritos relevados -Almirante Brown, Avellaneda, Esteban Echeverría, Ezeiza, Lanús, Lomas de Zamora, Presidente Perón y San Vicente-, no se presentaron a ejercer su deber cívico.

Desagregado por municipio, el que mayor participación electoral ha tenido desde 2011 es Presidente Perón, con 79 por ciento de asistencia, seguido de cerca por San Vicente, Ezeiza y Almirante Brown, con 78 por ciento.

En el otro extremo, Lomas de Zamora es el que más baja asistencia reporta, con el 75 por ciento de los electores que, en promedio desde 2011, han concurrido a emitir su voto en las Primarias.

El segundo año con mayor ausentismo en el promedio de los ocho distritos relevados fue 2017, con 25 por ciento de electores que faltaron a la cita cívica en otro año en el que, curiosamente, también le fue bien a Juntos por el Cambio.

En contraste, el año con más alta participación fue 2011, el momento en el que Cristina Fernández de Kirchner consiguió su reelección con más del 54 por ciento de los votos. Sin embargo, curiosamente, esa fue la elección primaria en la que se registró el nivel más alto de voto en blanco y nulo de toda la serie histórica, con 11 por ciento sobre el total de electores habilitados para sufragar. Es decir que coincide la mayor asistencia a la votación con el mayor número de votos anulados o que no expresaron opinión.

El voto en blanco o nulo volvió a ser significativo en la siguiente elección presidencial, 2015, cuando alcanzó el 9 por ciento del padrón, y cayó a 6 por ciento para la presidencial de 2019, cuando equiparó al promedio de las elecciones legislativas.

Dentro de la región relevada, el récord de voto en blanco y nulo lo tiene Ezeiza para los comicios de 2011 cuando alcanzó al 18 por ciento del total de electores habilitados a sufragar. La cifra cayó a 10 por ciento en 2013, volvió a subir al 15 por ciento en 2015, para luego caer al 9 y 8 por ciento en 2017 y 2019.

También Presidente Perón tiene antecedentes de un elevado nivel de voto en blanco y nulo con 15 y 14 por ciento en las presidenciales de 2011 y 2015, y entre 11 y 12 por ciento en las restantes.

A la inversa, Avellaneda y Lanús han demostrado el más bajo nivel de voto en blanco promedio, con 8 por ciento del padrón electoral para la serie 2011-2019. En particular, Avellaneda también tuvo niveles más altos de voto no positivo en las presidenciales de 2011 y 2015, pero con un techo de 12 y 9 por ciento respectivamente, en tanto que en los dos últimos comicios ese tipo de sufragio apenas arañó el 5 por ciento de los electores habilitados.

En definitiva, más allá de el diferente peso que el voto en blanco o el ausentismo ha tenido en cada distrito, lo cierto es que históricamente entre un 66 y un 68 por ciento de los ciudadanos habilitados para elegir son los que en definitiva terminan resolviendo, al menos en las PASO desde 2011.

El resto, entre un 32 y un 34 por ciento según el municipio, no emite un voto positivo ya sea porque su voto es considerado no válido, porque votó en blanco o porque lisa y llanamente no concurrió a emitir su sufragio.