Un tercio de las jóvenes argentinas sufre algún tipo de trastorno almienticio

Preocupación excesiva por el peso, distorsión en la imagen corporal y ejercicio físico exagerado son algunas de las características de estos trastornos.

Una de cada tres mujeres jóvenes argentinas padece Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA), entre los que se destacan el atracón, la anorexia y bulimia nerviosa, según la información difundida por el Colegio de Nutricionistas de la provincia de Buenos Aires en el Día Mundial de Acción frente a los Trastornos de la Conducta Alimentaria, que se celebra este 2 de junio.

Los datos, que tienen origen en un investigación de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP); dan cuenta de un sensible incremento de 50% respecto de un estudio llevado a cabo en 2001.

Los TCA constituyen un conjunto de desórdenes con una amplia diversidad de presentaciones. La licenciada y miembro del Consejo Directivo del colegio, Leticia Barcellini, afirmó que ese tipo de afección refiere a “todas aquellas manifestaciones problemáticas con el objeto-comida, que impactan negativamente sobre la salud, la nutrición y las capacidades psicosociales de la persona”.

¿Cómo detectar de manera precoz algún caso de TCA? Cada uno de los trastornos tiene sus características propias pero comparten algunos elementos básicos como: preocupación excesiva por el peso y la figura; distorsión de la imagen corporal; y prácticas reiteradas de control del peso, a través de dietas, ejercicio físico exagerado y desordenes en rutinas alimentarias, entre otros.

Si bien los trastornos afectan a cualquier persona, de cualquier género, edad, orientación sexual y nivel socioeconómico, las estadísticas sostienen que son más frecuentes en mujeres adolescentes. En este sentido, Barcellini sostuvo: “Es muy importante destacar que estos trastornos no se ‘curan’ comiendo con fuerza de voluntad, son presentaciones de difícil manejo, requieren diagnóstico y tratamiento profesional”. Y consideró importante destacar que “el rol de los profesionales de la Nutrición como integrantes del equipo de trabajo es clave a la hora de poder ir acompañando los cambios alimentarios”.

La licenciada, manifestó que la educación alimentaria también es indispensable tanto en el paciente como en su familia y entorno. “Fomentar un espacio de confianza donde se pueda hablar de la comida, para eliminar creencias, mitos, rituales patológicos, es importante para la recuperación”, sostuvo.

Es importante destacar que los padres, docentes, familiares y amigos son indispensables para la detención temprana del problema pero también para el acompañamiento posterior. “Un diagnóstico y tratamiento precoz mejoran notablemente la evolución y disminuyen las complicaciones y secuelas asociadas”, aseguran desde el Colegio de Nutricionistas.