Buenas y malas noticias sobre un asunto de todos: la Educación


En medio de la vorágine de noticias que se nos presentan a toda hora, cotidianamente, noticias que en la mayoría de los casos reflejan problemas sociales, económicos o políticos propios de una época convulsionada y de crisis, hace unos días ocurrió un hecho que pasó casi desapercibido en los medios y que creo importante destacar porque se trata de algo inusual: una buena noticia.

Me refiero a que el 26 de noviembre pasado el equipo de estudiantes y docentes de la Universidad Nacional de La Plata ganó la ronda final de la novena edición del Concurso de Simulación de Tribunales de la Corte Penal Internacional (CPI), versión en español, celebrada en la Sala I de la CPI en La Haya, Países Bajos.

Los integrantes del equipo de la UNLP fueron Ana Inés Sangiacomo, Matías Lautaro Acacio, Victoria Issin y Marco Atilio Bellotti; más los docentes Laura Bono, Julia Esposito, Manuel Garrido, y Mayra A. Scaramutti. Compitieron en un caso ficticio, presentando argumentos orales en los roles de fiscalía, defensa y representantes legales de víctimas. La Universidad de Nariño (Colombia) y la Universidad Nacional Autónoma de México (México) obtuvieron el segundo y tercer lugar.

Este prestigioso concurso de simulación de juicios es organizado por el Instituto Iberoamericano para la Paz, los Derechos Humanos y Justicia Internacional (IIH), con el apoyo institucional de la Corte Penal Internacional y está orientado a despertar el interés en el trabajo de la Corte con las comunidades académicas, así como para mejorar la promoción y el respeto del derecho penal internacional.

Unos días después, cuatro para ser más precisos, nos desayunamos con una –entre tantas- mala noticia al conocerse los resultados del Estudio Regional Comparativo y Explicativo (ERCE) 2019 que organizó la UNESCO y abarcó a chicos y chicas de tercer y sexto grado de 16 países de América Latina y el Caribe.

Según el estudio el desempeño de los alumnos de la escuela primaria en Argentina cayó significativamente en Matemáticas, Ciencias Naturales y Lectura y registró el peor promedio de su historia en desempeño educativo; al tiempo que quedó debajo de la media regional en un conjunto de países integrado por Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana y Uruguay.

Si tomamos ambas noticias, la del reconocimiento al equipo de la Universidad Nacional de La Plata y la referida a los magros resultados de calidad educativa a nivel primario de nuestro país, podemos observar las luces y sombras de un sistema educativo que tiene enormes y variados problemas, pero que resiste y sigue dando muestras de vitalidad y excelencia que lo caracterizaron por décadas y lo pusieron al tope de América latina.

Desde la Ley 1420 sancionada en 1884 durante la presidencia de Julio Argentino Roca, que estableció la educación primaria común, gratuita y obligatoria en nuestro país; hasta el decreto presidencial de 1949, de Juan Domingo Perón, que estableció la gratuidad de la educación universitaria, por citar dos fechas emblemáticas, nuestro país puede dar cuenta de una tradición en materia educacional que debe ser la base desde la cual transformar un sistema que necesita ponerse a tono con la época y los requerimientos de formación de las actuales y futuras generaciones.

Todos somos contestes de las dificultades que el país en general y la Educación en particular atraviesan, y también todos sabemos que de lo que hagamos o no con la Educación hoy dependerá en gran parte el futuro de nuestro país en las próximas décadas. Ese gran desafío lo tenemos que enfrentar siendo conscientes de los problemas que tenemos, pero con la seguridad de que tenemos materia prima -como sucedió con el equipo galardonado de la UNLP- e historia para hacer del sistema de enseñanza uno de los motores que vuelvan a poner a la Argentina en la senda del desarrollo y el verdadero progreso.