Decreto 4161: Saber de dónde venimos para saber adónde vamos


El 16 de septiembre de 1955 se quebrantó el orden constitucional, al frente se encontraban los generales Rojas, Aramburu y Lonardi. Además, contó con un aporte significativo de referentes políticos de oposición al Gobierno que presidía Juan Domingo Perón.

Las elecciones presidenciales de 1951 como las legislativas de 1954 habían significado un aplastante apoyo popular al gobierno peronista con más del cincuenta por ciento de los votos.

Pero esto no detuvo a los conglomerados de Militares y fuerzas sociales que no estaban de acuerdo con las políticas del peronismo. El primer ataque fue el 16 de junio de 1955 que bombardearon Plaza de Mayo.

El último ataque en septiembre de 1955 llevo a Perón a dejar el gobierno para evitar un derramamiento de sangre, ya que las amenazas de bombardeos, podrían repetir o se aún más serio en este caso.

En este contexto y entendiendo que por más que habían sacado del gobierno al peronismo, quedaba en la comunidad un profundo aprecio por todos los cambios realizados.

Esto llevó a promulgar el Decreto 4161, hace 66 años, el 5 de marzo de 1956, completando el decreto 3855, que había disuelto al Partido Peronista. Este iba más lejos, se hacía con la finalidad de desterrar todo lo alusivo al peronismo.

El Decreto 4161 prohibía la utilización de imágenes y expresiones referidas al peronismo. Se consideraba como “especialmente violatoria de esta disposición la utilización del nombre propio (…) del presidente depuesto, el de sus parientes, las expresiones `peronismo`, `peronista`, `justicialismo`, `justicialista´, ´tercera posición`”. 

La saña que tuvieron los infames integrantes de esta revolución de militares y componentes de la comunidad produjo cárcel, persecución y muerte mediante este decreto y otras similares para terminar con el peronismo.

Luego de esto continuó una etapa oscura en los años posteriores, que incluyó además la proscripción del peronismo. El movimiento popular tuvo muchos mártires, quienes nos motivan a seguir luchando.

Las pérdidas humanas que lucharon por una causa justa y la dignificación de las personas nos llevan a recordar este cruento hecho y a entender que la finalidad del Estado no es la persecución de un fin personalista, sino permitir la realización y desarrollo de sus habitantes.

Para entender nuestro presente, refrescar la memoria y despertar a las nuevas generaciones, es necesario repasar la historia y así emprender el futuro que deseamos.