Un kilo ya no es lo que era

El lunes entró en vigencia la nueva definición del kilogramo, el kelvin, el ampere y el mol. ¿Cómo influye en la vida diaria?

La nueva definición del kilogramo, el kelvin, el ampere y el mol, unidades de medida cuyos valores de referencia se asignaban a objetos y desde ayer se asignan a constantes de la naturaleza.

El Sistema Internacional de Unidades, que se creó en 1960, está compuesto por siete magnitudes fundamentales, que se usan en casi todos los países del mundo: masa (kilogramo), longitud (metro), tiempo (segundo), temperatura (kelvin), intensidad luminosa (candela), cantidad de sustancia (mol) e intensidad de corriente (amper).

Ayer entró en vigor la nueva definición del Sistema Internacional para el kilogramo, aprobada en la última Conferencia General de Pesos y Medidas (CGPM) celebrada en Versalles, Francia, el pasado mes de noviembre.

Hasta el domingo pasado, el modelo de referencia para el kilo era una pesa (Grand K) creada a partir de una aleación de platino e iridio en 1889, pero los científicos determinaron que su masa fluctuaba 50 microgramos en un siglo. Ahora, se medirá el kilogramo por la constante de Planck, que lo volverá cuántico.

Por su parte, el amperio se medirá en base a la carga del electrón; el kelvin tomando la constante de Boltzmann; y el mol según la constante de Avogadro.

“Las constantes fundamentales ofrecen la posibilidad de establecer unidades de longitud, masa, tiempo y temperatura que son independientes de cuerpos o materiales físicos, y cuyo valor se mantiene para todos los tiempos y civilizaciones”, explicó a la comunidad científica por aquel entonces.

¿Habrá cambios en la cotidianeidad? No, si se pide un kilo de papas, darán un kilo de papas. La importancia de este cambio hace foco en el ámbito científico, donde la precisión es fundamental para el avance científico y el desarrollo.