Menos graduados universitarios en la Argentina

El porcentaje de adultos jóvenes que completaron los estudios superiores bajó al 14. por ciento.

Un informe revela que apenas el 14.2% de los adultos jóvenes logró completar sus estudios de nivel superior, de lo que se desprende que el 85,8% de quienes tienen entre 25 y 29 años de no pudo avanzar más allá del nivel secundario.

Estas cifras se desprenden del relevamiento del Centro de Estudios de la Educación Argentina (CEA) dependiente de la Universidad de Belgrano elaborado en base a los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) acerca de las condiciones de vida de los hogares en 31 aglomerados urbanos basados en la Encuesta Permanente de Hogares correspondiente al primer semestre de 2020.

Al comparar el indicador de graduados universitario en ese grupo etario con el correspondiente al primer semestre de 2017, el informe del subraya que “que disminuyó el porcentaje de habitantes de 25 a 29 años de edad que alcanzaron el nivel universitario completo, pasando del 15,1% en la medición anterior al 14,2% en 2020”.

El informe indica que mientras en el segmento de de 25 a 29 el 14,2% logró finalizar el nivel superior, esta cifra asciende al 23% en la población de 30 a 64 años según los datos de 2020. En este grupo ocurre lo contrario que con los adultos jóvenes: el porcentaje de quienes lograron completar el nivel superior creció del 21,9% de 2017 a 23% en 2020.

Educación y trabajo

Al comparar las cifras correspondientes al nivel educativo alcanzado por la población ocupada y por la desocupada, se observa que la la mayor diferencia se encuentra en el nivel universitario completo.

En efecto, el 24.9% de los ocupados ha alcanzado presenta titulaciones de nivel superior, una cifra que cae a menos de la mitad (11,3%) cuando se trata de la población desocupada. En este grupo el 42, 5% presenta el secundario completo y el 46,2% no puede acreditar haber terminado sus estudios de nivel medio, lo cual permite concluir que el nivel educativo es una de las llaves de acceso al empleo, mientras que un bajo nivel de educación formal garantizaría malas condiciones laborales o hundirse en el desocupación estructural.