El 20 de diciembre de 2001 y la crisis que puso en jaque la Democracia


Momentos por demás extenuantes se vivieron en aquel fin de año de 2001, una serie de hechos que fueron sintetizados en el “que se vayan todos” como expresión del hartazgo popular.

La frustración que se vivió veinte años atrás tuvo varios mojones y cada uno puede poner el acento donde crea pertinente. En este punto sin profundizar en cuestiones personales, el gobierno de Fernando De la Rúa sufrió un traspié difícil de remontar, en octubre de 2000 cuando el vicepresidente de la Nación y jefe del FREPASO, principal aliado de la UCR en la Alianza, Carlos “Chacho” Álvarez, renuncia a su cargo.

La Salida de Álvarez, ocurrida en medio de denuncias de corrupción en el Senado con el intento de una reforma laboral impulsada por el Poder Ejecutivo, produjo la implosión del Gobierno e inició una etapa de debilidad política que nunca pudo ser revertida ni superada por De la Rúa.

Ante la agudización de la crisis de Gobierno y la debacle económica producto de la crisis de la Convertibilidad, se imponían las recetas de Cavallo como ministro de Economía, las que ya habían sido puestas en discusión por el peronismo desde hacía años y en particular con la postulación para la elección a Eduardo Duhalde como candidato a presidente del año 1999.

Los acuerdos políticos dentro de la coalición gobernante se deshacían y esa problemática junto a la debilitada economía presentaba un panorama oscuro para la población, la credibilidad estaba ausente. Para sostener la convertibilidad la Alianza puso en marcha el “Blindaje” y al “Megacanje” con el FMI, pero estos manotazos, lejos de traer tranquilidad y un principio de solución, provocaron la profundización del problema.

La dinámica errática del gobierno de la Alianza, tuvo otro duro golpe, en 2001, con la derrota en las elecciones de medio término, comicios que se caracterizaron por un altísimo voto en blanco e impugnado, denominado “voto bronca”, ahondando la crisis.

De esta manera llegaron los días más duros, con anuncios de recortes en aguinaldos y falta de pagos a proveedores y bonos destinados a las provincias para cumplir las obligaciones.

Ante la insuficiencia de fondos en el Banco Central, el 1 de diciembre se anuncia el corralito y dos días después el caos comienza a acrecentarse, con miles de ciudadanos movilizados en busca de sus ahorros depositados en los bancos.

Nada de los que se anunciaba desde el gobierno aplaca el descontento. El 11 de diciembre comienzas las movilizaciones y el 13 se produce un paro general con alto acatamiento, como mensajes de que las medidas anunciadas no resisten la presión popular.

Se suceden saqueos en Mendoza, Rosario, Córdoba y continúan en el Conurbano. Senadores oficialistas encabezados por Alfonsín y Maestro, más el diputado Moreau, piden que renuncie el ministro de Economía, Domingo Cavallo.

El reclamo de la calle, y los saqueos, no frenan, el día 19 el descontrol reina en el país, ante la inocultable sensación de desgobierno, De la Rúa toma una medida inédita que precipitaría el ocaso de su gobierno: se anuncia el estado de sitio por 30 días. La medida, que se sale de todo carril, constituyó un último manotazo que enerva definitivamente a la comunidad. El cacerolazo es masivo en la noche del 19.

El 20 de diciembre amanece con el pueblo en la calle, todos resisten el estado de sitio decretado. A las víctimas de días anteriores, comienzan a sumarse víctimas de la población que resiste en Plaza de Mayo, se suceden una serie de enfrentamientos. Reina el descontrol, estamos frente a un estado cuasianarquico.

El fin de ese día concluye alrededor de las 20 hs. con la renuncia de Fernando de la Rúa. El saldo de 742 días de gobierno concluye con un informe oficial de 21 muertos en todo el país.

El país necesitaba organizarse y, a pesar de lo difícil que fue transitar esos días, se sucedieron tres presidentes, pero el sistema institucional pudo encarrilar la crisis.

Comenzó con Ramón Puerta, siguieron Adolfo Rodríguez Saá y Eduardo Camaño y finalmente Eduardo Duhalde a quien me toco acompañar como secretario de Legal y Técnica de la Presidencia. El gobierno que comenzó el 1 de enero de 2002, tuvo sus primeros días de dura tensión.

Del que se vayan todos, pasamos a que el gobierno de transición conducido por Eduardo Duhalde y en acuerdo con Raúl Alfonsín, lograra un año y meses después, traspasar el gobierno dentro de los cánones de la democracia con lo peor de la crisis económica superada y en franco inicio de un crecimiento que duraría más de un lustro.

La Democracia afrontó en aquellos años un enorme desafío, pero el sistema político logró sortear aquellas jornadas dentro los mecanismos del Estado de Derecho, disipando así el riesgo de una guerra civil.