Los chihuahuas rescatados en CABA se recuperan en El Campito

También se encuentran en el refugio los salchichas del criadero ilegal de Temperley.

En la última semana, dos noticias vinculadas a maltrato animal conmovieron al país. Por un lado, más de un centenar de perros salchicha fueron rescatados en Temperley, Lomas de Zamora, y días más tarde llegaba la misma noticia en torno a un criadero ilegal de chihuahuas en Villa Crespo, Ciudad de Buenos Aires. “El estado es muy malo”, advirtieron desde el refugio que los recibió.

Más de un centenar de perros salchicha fueron rescatados de un criadero ilegal que funcionaba en un galpón ubicado sobre la calle El Trébol al 3900 de Temperley, en el partido de Lomas de Zamora. Los animales estaban enajaulados y caminaban entre sus propios excrementos.

Poco después, las pantallas de televisión y los diarios replicaban esta noticia pero en Villa Crespo y con otra raza de perro: Unos 130 chihuahuas fueron rescatados de un departamento ubicado en la avenida Juan B. Justo al 3000 de Villa Crespo, CABA.

Ambos grupos de animales fueron trasladados al refugio El Campito de Esteban Echeverría, donde se recuperan del maltrato sufrido y cuentan con asistencia veterinaria. “Es difícil poner en palabras la sensación que genera entrar a una fabrica de cachorros clandestina. Es difícil explicar el enojo, la angustia y la indignación que genera. Es difícil entender como una persona puede hacinar, maltratar, denigrar a seres vivos completamente indefensos. Como alguien puede quitarles la libertad de jugar, correr, de respirar con dignidad (viven entre sus propios excremento y orines)”, señalaron desde el refugio.

Y ante el drama vivido, el “primer instinto” de los voluntarios fue permitirle “respirar aire fresco y pisar el pasto a la más viejita de todas”.

Cómo están los animales

Desde el refugio advirtieron que es peor el estado de los chihuahuas. “El estado es muy malo, vemos neumonías, perros viejos, muy anciados con hidrocefalia. Es muy feo lo que estamos viendo. La recuperación va a ser un proceso largo”, explico Sergio Moragues.

El proceso para que puedan ser dados en adopción va a ser muy largo. Primero, se requiere autorización judicial, con todo lo que el proceso indica, pero también se solicitará -una vez resulto este tema- la autorización judicial para que los animales sean castrados. “No queremos que vuelven a ser usados como reproductores o como vientre. Este también va a ser un proceso largo”, aclaró Moragues.

Más de 200 animales fueron rescatados y la preocupación está puesta en la recuperación y el tránsito. “Son perros que sí o si tenemos que tener en una casa y no en el refugio. Queremos que sea un tránsito lo más rápido posible porque son perros de brazos”, explicaron desde El Campito, y advirtieron que se entregarán a personas de muchísima confianza. “Va a ser un proceso muy controlado”, apuntaron.

Advierten sobre estafas

En la página, El Campito advierte sobre maniobras fraudulentas. Personas ofrecen estos perros rescatados por 3000 pesos, utilizando como puente la adopción. Vale aclarar que las adopciones del refugio son con contrato de por medio, revisión del ambiente y seguimiento. Es decir, no hay forma que cualquiera pueda adquirirlos y venderlos.

Colecta

Esta cantidad de animales, sumados a los que ya viven en el refugio, genera un gasto enorme para la ONG, motivo por el que piden una mano de aquellos que puedan. “Si queres colaborar con los gastos de salud podes hacerlo a través de Mercado Pago“, invitan. En el perfil de Facebook, pueden encontrar los links para realizar donaciones, desde los 200 a los 3000 pesos.

El Campito

Alberga 130 perros inválidos entre sus 500 habitantes. Busca concientizar y es pionero del sistema de “puertas abiertas”. ¿Qué quiere decir esto? Cualquier persona puede visitar el refugio o incluso formar parte del equipo de voluntarios de la organización. El círculo que se inicia con el rescate, continúa con la recuperación y culmina con la adopción. Y desde abril de este año, se suma la página en la cual se puede ver a cada uno de los camperitos que esperan la ansiada cinta naranja.