Brecha digital y desigualdad educativa

La mitad de quienes asisten a la educación pública tienen entre clases virtuales de dos a cuatro veces por semana. En la privada, el 60 por ciento accede con una frecuencia diaria.

El incremento exponencial de la curva epidemiológica y las nuevas restricciones dispuestas por el Poder Ejecutivo Nacional a través de un decreto de necesidad y urgencia en el que, entre otras medidas, dispuso que para los distritos comprendidos en el área metropolitana de Buenos Aires se retroceda a fase 2 lo que implica que durante al menos de quince días las escuelas cesen con el dictado de clases presenciales dio pie a una serie de polémicas que han escalado hasta generar manifestaciones y presentaciones judiciales.

Pese a que la discusión es eminentemente sanitaria, hay una dimensión que no puede ser ignorada a lahora de la discusión pública del tema y es el grado de inclusión y las brechas tecnológicas entre jurisdicciones o modalidades de gestión de la enseñanza como pública y privada. 

En ese sentido, el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) en el marco de un estudio destinado a establecer qué modificaciones introdujo el COVID en la vida de los argentinos dedicó un capítulo a esta temática.

Realizado entre agosto y octubre de 2020 cuando los sistemas de educación a distancia implementados por las jurisdicciones y establecimientos habían alcanzado cierta madurez y formaban parte de las rutinas diarias, el trabajo fue publicado este mes y se concentra en el Gran Buenos Aires denominación bajo la que agrupa a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y los 31 partidos del conurbano bonaerense donde recogió 2.139 respuestas correspondientes a hogares.

El trabajo del INDEC revela que entre los hogares encuestados en los que vivían niños que cursan en el nivel primario del sector público, el 46,6% contaba con al menos un equipo informático (como ser computadora de escritorio, notebook, netbook o tablet); y que el 74,6% tenía conexión a internet. En contraste, en los hogares con niños de nivel primario pero del sector privado, estos porcentajes ascendían notoriamente: 85,9% y 96,9%, respectivamente. 

Estas diferencias, aunque atenuadas, se encuentran en los hogares con adolescentes que asistían a nivel secundario: el 60,5% de los hogares con adolescentes que asistían al sector público contaba con al menos un equipo informático y el 81,6% tenía conexión a internet; mientras que en los hogares de sus pares del sector privado, la tenencia de equipamiento era del 90,8% y la de internet, del 95,1%.

El capítulo destinado al hardware y la conectividad se cierra con la indagatoria acerca de qué cantidad de equipos por persona de seis años o más existe en cada hogar. Las respuestas recolectadas demuestran que las diferencias no sólo pasan por la tenencia sino en la cantidad de equipos que hay en los hogares según el sector educativo al que asisten los niños y adolescentes.

A los efectos del estudio dividieron los hogares en dos categorías: con equipamiento bajo, cuando hay un equipo cada dos o más personas, y equipamiento medio-alto, cuando hay más de un equipo cada dos personas.

En ese sentido, los hogares con equipamiento medio-alto se triplicaba según sector educativo en ambos niveles: entre los hogares en donde los niños y adolescentes asistían al sector público era de 10,2% en primario y 11,9% en secundario; mientras que entre los hogares con donde había acceso al  sector privado era 36,3% y 36,6% para los respectivos niveles. Es decir, el triple.

En materia de equipamiento medio-bajo, los números entre asistentes a primaria pública y privada se acercan: 35.9% a  49.5% y en la secundaria crecen a 48.6% y 54.2%. Eso sí la grieta se ensancha nuevamente a la hora de contar a quienes no poseen equipamiento. En el sector público el 53.9% y el 39.5% entre quienes asisten a primaria y secundaria contrasta dramáticamente con el 14.2% y 9.2% de los asistentes a establecimientos primarios y secundarios de gestión privada.

Comunicación con los docentes

El estudio indica que nueve de cada diez hogares con al menos uno de sus habitantes en edad escolar establecieron algún tipo de comunicación con sus docentes 

Entre quienes cursan  el nivel secundario hubo una mayor autonomía de los adolescentes en la comunicación con sus docentes (50,5%), mientras que en el nivel primario prevaleció la comunicación conjunta de los niños mediatizados por algún adulto del hogar (59,5%). 

Mientras tanto, en el nivel primario el 13.7% de las comunicaciones fueron monopolizadas por adultos, un indicador que desciende al 3.5% en el secundario.

Al momento del estudio el 6,2% del nivel primario y el 7,6% del secundario no se habían comunicado con sus docentes.

En materia de frecuencia de estas comunicaciones, la encuesta arrojó que poco más del 40% se comunicó entre dos y cuatro veces en la semana y un porcentaje algo menor lo hizo todos los días, sin diferencias significativas según nivel educativo.

Las diferencias significativas aparecen entre quienes toman clases en el sector público y en en el privado. Mientras los primeros asistieron mayoritariamente entre dos y cuatro veces a la semana (49.5% en primario y 50.9% en secundario) quienes acceden al sistema de gestión privada se conectan en su mayoría en forma diaria (58.7% y 63.2%).

La tarea de hacer la tarea

Los datos procesados por el INDEC indican que en ambos niveles la realización de tareas fue muy elevada (97,7% en el nivel primario y 95,0% en el secundario), tomando en cuenta cualquier tipo de tarea realizada durante la semana previa a la consulta.

Sin embargo, se observan diferencias de acuerdo a las características del hogar en el tipo de tarea realizada. Al respecto se observa que tanto el equipamiento como la conectividad las principales condiciones que facilitaron o no la realización de actividades escolares virtuales: los hogares que reúnen presentan un porcentaje de realización que duplica a los que no los tienen,

También se observan diferencias según el sistema de gestión de la educación: la brecha de realización de clases virtuales entre los sectores público y privado era de poco más de 43 puntos en el primario y de 36 en el secundario en una clara vinculación con las posibilidades de acceso a la tecnología que presentan.

Las tareas fueron comunicadas principalmente a través de sistemas telefónicos de mensajería electrónica como WhatsApp y SMS sin grandes diferencias entre niveles de enseñanza (66,6% primario y 60,5% secundario), seguido por las videoconferencias (48,8% y 54,8%, para primario y secundario). 

Finalmente, al indagar sobre si la pandemia y el aislamiento aumentaron el uso de dispositivos informáticos entre el público en edad escolar en sus momentos de ocio, se pudo precisar que tres de cada cuatro personas en los niveles primario y secundario aumentaron el tiempo frente a las pantallas desde el inicio de la pandemia.