La Patria sos vos


Soy de la generación a la que la dictadura, no solo les secuestró a los compañeros, sino que les secuestró también el orgullo de cantar el Himno, de usar la escarapela, de lagrimear con el vuelo de la celeste y blanca.

Pasaron años hasta que la democracia -siempre amenazada-, me devolviera la emoción de sentirme contenido por los símbolos patrios, de apropiarme de la Patria arrebatada. Confieso que aún no me conmueven los desfiles militares, me queda esa memoria panicosa, probablemente injusta con los uniformados de hoy, pero es la zona de mi alma que no ha sanado todavía y que aguarda verdad y justicia por los desaparecidos, y los nietos apropiados.

Sin embargo, y por fortuna, ya hace tiempo que he vuelto a los locros y los pastelitos en las fiestas de la Patria, y definitivamente me reconcilie con los festejos, sin sentir que eso significaba comulgar con los que reivindican la Patria castrense.

Cuando pude contenerme en la idea de que LA PATRIA ES EL OTRO, pude comprender que la patria era mi viejo laburando como un buey, que era mi vieja cocinando guisos con sabor a madre y desvelando noches hasta que todos vuelvan a la casa. Que la patria es la incondicionalidad de mi hermana, la sonrisa pura y siempre inocente de mi hermano. La fidelidad de mis amigos capaces de hacer burlas tontas hasta hartar, y capaces, cuando la ocasión lo pide, de ponerse espalda con espalda y desafiar a la misma muerte.

La Patria es el buen amor de mi mujer, y el pobre amor que yo le doy, La Patria es mi hijo bebiéndose la vida a borbotones.

En definitiva mi Patria sos vos, hermano, amigo, vecino, transeúnte desconocido que camina mis calles, abandonado de la mano de Dios que duerme en una plaza, estudiante dedicado, obrero, campesino, médico, hombres y mujeres de mi Patria.

¡Salud!

¡Viva la Patria!  Que ahora no tengo dudas que sos vos.