En el marco de la “Semana Mundial de Sensibilización sobre el Uso de la Sal”, que tiene por objetivo promover la implementación de acciones para reducir su consumo en la población y proteger la salud cardiovascular, el Colegio de Nutricionistas de la provincia de Buenos Aires advirtió que uno de cada dos argentinos tiene hipertensión arterial.
Uno de cada dos argentinos tiene hipertensión arterial, siendo uno de los principales factores de riesgo de esta enfermedad el consumo excesivo de sal, según la última Encuesta Nacional de Factores de Riesgo (ENFR), elaborada por el Ministerio de Salud y el INDEC. Además, el exceso de consumo de sal también puede asociarse, en forma indirecta, a patologías como litiasis renal, osteoporosis, obesidad e, incluso, cáncer de estómago.
Según este estudio, el 46,6% de los encuestados tienen hipertensión arterial y constituye el principal factor de riesgo de enfermedades no transmisibles, como infartos, accidentes cerebrovasculares y enfermedades renales.
En Argentina, el consumo de sal por persona ronda los 12 gramos diarios, según datos proporcionados por la cartera sanitaria. “Es alarmante teniendo en cuenta que duplican lo que la OMS recomienda como máximo de consumo, que son 5 gramos por día”, aclaró la licenciada en Nutrición (MP 1715) Andrea Delledonne, quien forma parte del Consejo Directivo del Colegio de Nutricionistas de la provincia de Buenos Aires.
Se estima que el consumo de sal de mesa, ya sea para cocinar o agregar a las comidas una vez servida, representa alrededor del 15% del total de la ingesta diaria de sal. Sin embargo, la mayor parte del consumo, entre el 65% y el 70%, proviene de los alimentos procesados o industrializados, incluso presente en alimentos que pueden no tener sabor salado, como panes, galletitas dulces, copos de cereal, lácteos y conservas.
En este contexto, el Colegio de Nutricionistas de la provincia de Buenos Aires considera que “es clave” la reglamentación de la Ley de Promoción de la Alimentación Saludable, la cual tiene como uno de sus ejes el etiquetado frontal de advertencia, que distingue en forma clara y sencilla –con un sello octogonal negro en el frente del envase– a aquellos productos altos en sodio, componente principal de la sal, entre otros nutrientes críticos y nocivos para la salud.
“Estamos convencidos que esta medida de salud pública tendrá, al igual que en otros países en donde ya se aplicó, un alto impacto en la disminución del consumo de este tipo de productos. Por otra parte, permitirá a los consumidores participar activamente en la elección de sus compras, pudiendo decidir basándose en información clara qué productos quiere llevar a su hogar y cuáles no”, argumentó Delledonne.
El impacto del consumo de sal
La nutricionista explicó que “debe controlarse su consumo ya que tiene un gran impacto en la salud pública: se estima que la disminución de 3 gramos de la ingesta diaria de sal de la población evitaría en nuestro país cerca de 6000 muertes por enfermedad cardiovascular y ataques cerebrales”.
Una ingesta diaria de sal de entre 0,4 y 0,5 gramos es suficiente para garantizar las funciones orgánicas de una persona adulta. Esta cantidad se alcanza sin dificultad a través del consumo de alimentos naturales, es decir, no es necesario adicionar alimentos salados a la dieta ni ningún tipo de sal a las comidas para alcanzar esta recomendación.
Delledonne aconsejó evitar todo tipo de “agregado de sal a las comidas durante los primeros años de vida de los niños y niñas”. Para disminuir o evitar el consumo de sal es indispensable disminuir al máximo la compra de productos ultraprocesados.
Planteó que “es clave retomar el hábito de realizar preparaciones caseras con alimentos naturales como legumbres, carnes, huevos, verduras y frutas de estación. Es decir consumir menos productos envasados y más alimentos ‘reales’”. “Por otro lado, sabiendo que un 16,4% de la población agrega sal a la comida luego de la cocción, a veces incluso antes de probarla, es clave eliminar o disminuir todo lo posible el uso de sal de mesa. Se pueden utilizar otros condimentos para dar sabor a las comidas hechas en casa: como la albahaca, el orégano, el curry y el romero, entre otros, hasta condimentos secos tanto aromáticos como picantes o ácidos”, agregó.