Tras meses de resistencia, cerró una salón de eventos infantiles de Llavallol

Se trata de "Viva la Pepa". El cierre del local por la cuarentena hizo imposible juntar el dinero para pagar el alquiler y los servicios. El dolor de las emprendedoras detrás del salón.

El drama de los salones de eventos de la Región no cesa desde que se decretó el aislamiento social, preventivo y obligatorio. Tuvieron que cerrar las puertas, suspender sus actividades y aún así continuar con el pago de los gastos lógicos de cualquier emprendimiento. Mayo fue el último mes de vida del salón Viva La Pepa, ubicado en Germán Kurth 50 de Llavallol. El dolor y la importencia de las mujeres detrás del emprendimiento.

“Estábamos acumulando deuda y no sabemos cuándo van a habilitar el tema de los salones, pero sabemos que va a ser uno de los últimos rubros o el último en abrir”, contó a Info Región una de las socias que alquilaba el salón, Sonia Cherino.

Sonia trabajaba hace cinco años en este emprendimiento infantil junto a una amiga y socia. Era una iniciativa propia autogestiva, que luego de “mucho esfuerzo”, hoy queda suspendida. “Es triste. Hoy el salón está vacío”, señaló la mujer.

Decidieron cerrar las puertas en mayo por varias cuestiones. “Nosotras alquilábamos y si bien no nos estaban pidiendo la plata del alquiler, el tema de juntar la plata era medio incierto a futuro porque los mismos dueños dijeron que iban a evaluar, no nos iban a pedir la plata en este momento por obvias razones, pero más adelante quizá teníamos que afrontar ese gasto”, explicó Cherino.

En marzo pudieron pagar la mitad del alquiler, porque ya venía “floja” la situación, y aún les resta abonar la otra mitad. Además, tanto Sonia como su socia, se vieron en la obligación de saldar las deudas que se fueron acumulando en estos meses, porque el problema no sólo fue cuando se decretó la cuarentena obligatoria, sino también durante el verano al darse “un declive importante”.

El último cumpleaños que pudieron festejar fue el 13 de marzo, y todos los demás eventos pautados tuvieron que suspenderlos. “Tenemos que devolverle a los padres las señas que nos dejaron por no poder cumplirlos”, explicaron.

La situación es preocupante ya que desde enero sólo pueden encargarse de cubrir los gastos fijos y no generan ingresos. “Nosotras ahora estamos vendiendo los mobiliarios nuestros que habíamos comprado para poder pagar todos los gastos y las deudas que se nos generaron”, explicó Sonia.