Historias de madres (y trabajadoras esenciales) en pandemia

Analía, Rocío y Jésica. La historia de tres mujeres que relatan en primera persona el esfuerzo y el sacrificio de salir a trabajar y volver a casa para ser mamá.

“Quédate en casa”, fue el pedido para a la población durante el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO) dispuesto para frenar la propagación del Covid-19. Sin embargo, quienes se desempeñan en rubros esenciales se vieron obligados a estar en la calle desde el primer día. Muchas son mujeres y muchas de ellas, son madres. En este Día de la Madre, Info Región quiere rendirles un homenaje especial. La historia de madres (y esenciales) en tiempos de pandemia.

Para visibilizar la realidad de cientos de madres que se encuentran en la primera línea de batalla contra el Covid-19 y reconocer su esfuerzo, en vísperas del Día de la Madre, este medio conversó con mujeres de la Región que debieron afrontar la responsabilidad de ser trabajadoras esenciales y madres. Cómo fue salir a la calle, los miedos, cómo es la vuelta al hogar con niños.

Analía Vairo es médica clínica en Adrogué, tiene su propio consultorio, pero además trabaja en la guardia del hospital Lucio Meléndez. Por la pandemia, hubo una reestructuración de trabajo y actualmente se desempeña en el área de internación del centro de salud, lo cual le permitió pasar más horas con sus dos hijos de 8 y 13 años. 

Analía está casada y su pareja se encuentra con tareas remotas, lo cual es “una gran ayuda”, ya que es él quien cuida a los chicos durante la mañana y se encarga de los zoom escolares. “A mi me toca completar las tareas por la tarde”, señala.

Analía junto a sus hijos

Respecto de su responsabilidad como trabajadora esencial y su responsabilidad como madre, Analía admitió que “fue y es muy difícil” hallar un equilibrio ya que su rutina “se alteró por completo” y aunque “con el tiempo se fue formando una nueva, sigue siendo complicado”. En este aspecto, relató que por su profesión y a pesar de todos los cuidados y recaudos que toma, finalmente se contagió de coronavirus y en ese momento se le “vino el mundo abajo”. 

“Sentí terror de poner a mi familia en peligro y culpa, mi marido se contagió también, por suerte los chicos no tuvieron ningún síntoma, pero fueron 20 días de mucha angustia. No podía evitar pensar si tendría que haber hecho las cosas distintas. Ahora, a la distancia, lo veo de otra manera pero en el momento fue terrible para mí”, recordó Analia. 

Rocío Molina se desempeña desde hace cinco años como oficial de la Policía de la provincia de Buenos Aires en Esteban Echeverría. Tiene tres hijos de 10, 11 y 13 años y es madre soltera, por lo que cuenta con el apoyo de su madre para poder ir a trabajar y que ella cuide de sus hijos. 

Durante un arresto que realizó hace dos meses, Rocío se contagió de coronavirus y tuvo que aislarse de toda su familia para evitar que ellos se contagiaran. “Fue muy duro para mí estar lejos de mis hijos por culpa de mi trabajo, agradezco infinitamente la ayuda de mi mamá y mi familia, pero no poder estar con ellos fue horrible”, admitió. 

Rocío admite que durante la pandemia le tocó ser trabajadora, madre y maestra, pero a pesar del esfuerzo y el sacrificio que eso significa, remarcó que lo seguirá siendo porque quiere darle “lo mejor” a sus hijos. “Tengo que  darle lo mejor y que no le falte nada a mis hijos, costó y sigue costando mucho pero por suerte mi familia me está ayudando”, valoró. 

Hay muchos otros trabajadores y trabajadoras que no pertenecen a estos dos sectores y no por eso dejaron de trabajar. Es el caso de Jésica González, quien trabaja desde hace 13 años en el rubro farmacéutico. La pandemia y la cuarentena la encontraron recién mudada con su hijo de 5 años, luego de haberse separado de su pareja. Se había mudado el 1 de marzo y era la primera vez que estaban “los dos solitos”. 

“Con la pandemia mis planes se complicaron mucho, porque ya tenía todo masomenos calculado, entre mi trabajo y el cuidado de mi hijo. Comenzaban las clases y el nene iba a estar en el colegio, pero todo eso se vio afectado y tuve que hacer un cambio. Ahora el nene se tiene que ir con su papá, yo trabajo todo el día, después lo voy a buscar, pero hasta que no me baño, me desinfecto y me cambio no puedo abrazarlo, ni saludarlo”, detalló Jesica.

Jesica junto a su hijo

Aunque Jesica indicó que se organiza bien con las tareas que su hijo recibe del jardín, admitió que su mayor miedo es “llevar el virus” a su casa. “Me la paso pensando en que pasa si atiendo a alguien con Covid-19, tengo que estar siempre alerta a tener bien puesta la máscara, los guantes, el alcohol a mano, y a cada rato lavarme las manos. Y después llega un momento en que te sentís un poco resignado y decís ‘si me tengo que contagiar me voy a contagiar’, pero la preocupación de uno siempre es la familia y no llevar el virus a tu casa”, apuntó.

Tres historias, tres mujeres con realidades distintas pero varias cosas en común: Salieron a la calle desde el primer día de aislamiento y tienen hijos a cargo. El temor, la culpa (para quienes contrajeron el virus) y las complicaciones dijeron presente durante los meses que pasaron. Y este Día de la Madre las encuentra en una realidad muy distante a la tradicional. Es por esto que Info Región quiere hacer un genuino reconocimiento a todas aquellas trabajadores esenciales que este domingo celebrarán junto a sus niños y niñas (o no) su día.