¿Cómo saber si una colonia es segura?

Algunas cuestiones que se deben tener en cuenta.

colonia

¿Cuántos guardavidas debe haber en los natatorios? ¿Con qué frecuencia se cambia el agua? ¿Cuáles son los elementos de seguridad? Estas son algunas de las dudas más frecuentes a la hora de enviar a las niñas, niños y adolescentes a las colonias de vacaciones que empezaron esta semana en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA).

Luego de tres años con protocolos sanitarios para prevenir el coronavirus en polideportivos y clubes, volvieron a ser protagonistas en estos días las medidas de seguridad que garantizan la protección de chicas y chicos en las piletas de las colonias de verano.

Si bien cada distrito cuenta con sus propias ordenanzas, en la Ciudad y la provincia de Buenos Aires las normas generales que regulan el funcionamiento de los natatorios son similares.

En ambas jurisdicciones, las paredes y el fondo de la pileta deben estar revestidos con materiales impermeables, lisos y de color claro de fácil limpieza, mientras que las marcas, divisiones o andariveles son de color oscuro.

También se establece la demarcación de pendiente y, en la provincia de Buenos Aires, el límite con profundidades mayores a 1,50 metros debe estar indicado con un cartel, de acuerdo al Decreto 3181/2007.

A su vez, deben estar instalados lavapiés y duchas en el ingreso a la pileta, la cual tiene que estar rodeada por material antideslizante y cercada perimetralmente.

En las colonias de la provincia de Buenos Aires hay un cuidador cada 15 niños de edades que van de 3 a 5 años y un profesional cada 25 niños de 6 a 17 años.

Para actividades acuáticas, la relación debe ser de un profesor de Educación Física cada 12 niños en el primer nivel de edad y de uno cada 20 en el segundo nivel, de acuerdo a la ley 13.424.

Además, la norma establece que las instituciones deben tener cobertura de emergencias y un servicio médico permanente, mientras que las colonias con natatorios tienen que contar con guardavidas en una relación de uno cada 50 chicas y chicos.

Respecto a la calidad del agua, tanto la Disposición N° 329/2017 de la Ciudad de Buenos Aires como el decreto bonaerense 3181/2007 establecen que debe tener la claridad suficiente como para permitir que un disco negro, pintado sobre fondo blanco, de 0,15 metros de diámetro ubicado en la parte más profunda de la pileta, sea perfectamente visible desde un costado.

También se indica que el agua debe cumplir con parámetros fisicoquímicos y bacteriológicos que tienen que ser analizados diariamente, al tiempo que no puede tener espumas ni cuerpos extraños flotantes y el fondo debe estar libre de cualquier suciedad.

Para mantener el agua, la norma bonaerense estipula los siguientes métodos: vaciamiento periódico, el agua se retira por completo y se llena con agua nueva; renovación continua, el agua se escurre y entran simultáneamente nuevos volúmenes; o recirculación, se hace circular el agua a través de un sistema de filtrado o purificación para permitir la renovación total.

Asimismo, las bocas de entrada y salida de aguas deben instalarse garantizando una circulación uniforme, y estar protegidas con rejillas aseguradas para evitar los efectos de succión.