Argentina despide a Diego en la Rosada

El astro argentino falleció a los 60 años por una descompensación cardíaca. El velatorio se realizará en la Casa Rosada.

Diego Armando Maradona, el mejor futbolista de la historia y una de las personalidades más influyentes de la historia, falleció este miércoles a los 60 años a raíz de una descompensación cardíaca, lo que provocó una profunda conmoción mundial.

El astro permanecía con asistencia médica en una casa de Nordelta, en la zona norte del conurbano bonaerense y sufrió un paro cardíaco del que intentaron reanimarlo sin éxito.

Diego estaba alojado en ese lugar desde el pasado miércoles 11, después de someterse a una operación por un hematoma subdural en su cabeza en la Clínica Olivos, nueve días antes. La familia y los médicos del Diez habían decidido su traslado momentáneo a esa casa hasta definir las características de un tratamiento para rehabilitarlo de su adicción al alcohol y su dependencia a los fármacos.

Conmoción

La noticia de su muerte recorrió el mundo vertiginosamente y generó una profunda conmoción mundial. El presidente Alberto Fernández comentó que distintos jefes de Estado lo llamaron para darle las condolencias.

Además, el Gobierno decretó tres días de duelo por la muerte de Maradona. La Bandera será izada a media asta. “Nos llevaste a lo más alto del mundo. Nos hiciste inmensamente felices. Fuiste el más grande de todos. Gracias por haber existido, Diego. Te vamos a extrañar toda la vida“, expresó el Presidente.

El velatorio se llevará a cabo desde las 8 de este jueves en la Casa Rosada, donde se espera una multitudinaria despedida popular al máximo astro del fútbol argentino. El acceso del público será libre para permitir a todos los seguidores del ex futbolista que le den su adiós.

“La Asociación del Fútbol Argentino manifiesta su más profundo dolor por el fallecimiento de nuestra leyenda, Diego Armando Maradona”, señala la AFA en su cuenta oficial de Twitter. “Siempre estarás en nuestros corazones”, agrega el mensaje, que muestra la foto de Maradona con la camiseta de la Selección nacional besando la Copa Mundial en México 1986.

“Hasta siempre, Diego. Serás #Eterno en cada corazón del planeta fútbol”, fue el mensaje de la cuenta oficial de la Selección apenas conocida la noticia.

“Mucha tristeza… Mucha. Se fue un grande. Hasta siempre Diego, te queremos mucho. Enorme abrazo a sus familiares y seres queridos”, fue el mensaje de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.

Investigación

El fiscal general del departamento judicial de San Isidro, John Broyad, aseguró que el fallecimiento de Maradona “no posee más que características naturales” y afirmó que “no se advirtió ningún signo de criminalidad ni de violencia”.

Tras conocerse el fallecimiento del astro mundial, la Justicia de San Isidro abrió una causa que quedó a cargo de cuatro fiscales: por cuestiones de jurisdicción, participará la fiscal Laura Capra, de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) de Benavídez, quien estará acompañada por sus superiores, el fiscal general del departamento judicial de San Isidro, Broyad, y sus dos adjuntos, Patricio Ferrari y Cosme Iribarren.

Los fiscales dispusieron las primeras medidas de rigor, como el traslado del cuerpo de Maradona para la realización de la autopsia en la morgue de San Fernando, que funciona en el Hospital Petrona V. De Cordero, de la localidad de Virreyes, en ese partido del norte del conurbano.

El mejor de todos

Surgido de Villa Fiorito, Maradona cambió la historia del fútbol argentino desde fines de la década del ’70 y se transformó en el deportista más prestigioso de todos los tiempos.

Nacido el 30 de octubre de 1960, debutó en Primera División con la camiseta de Argentinos Juniors con apenas 15 años y tres años después se consagró campeón mundial juvenil en Japón, dirigido por César Luis Menotti.

En 1981 pasó a Boca Juniors, club de sus amores, y se consagró campeón del Metropolitano antes de pasar a Barcelona (1982-1984), donde se reencontró con el “Flaco”.

En esos años alcanzó la cumbre de su brillante carrera, tanto en Napoli de Italia (1984-1991) como en el seleccionado mayor, con el que se coronó campeón mundial en México ’86.

El partido con Inglaterra, por los cuartos de final de esa Copa de Mundo, lo transformó en leyenda para siempre. Argentina se impuso 2-1 con dos tantos propios de antología. “La Mano de Dios”, anotado con un puñetazo ante la carga del arquero Peter Shilton, y el gol de todos los tiempos, concretado con un slalom a pura habilidad desde la mitad de la cancha hasta el área mayor.

Con la camiseta argentina también jugó los Mundiales de Italia ’90 (subcampeón) y Estados Unidos ’94, del que marchó después del segundo partido ante Nigeria por un caso de doping.

Las drogas también le pusieron fin a su gloriosa etapa en Napoli, donde es adorado como un Dios. Diego condujo a ese club del humilde sur italiano a la gloria deportiva con la conquista de dos Scudettos, una Copa Italia, una Supercopa de Italia y una Copa de la UEFA.

En 1993 retornó al fútbol argentino para una breve etapa por Newell’s Old Boys de Rosario y luego volvió a Boca para ponerle fin a su carrera en 1997. Su partido despedida fue en La Bombonera en 2001 cuando dejó una frase célebre (“la pelota no se mancha” como reconocimiento a todos los errores cometidos en su carrera).

Diego había iniciado antes su experiencia como técnico (Deportivo Mandiyú de Corrientes y Racing), aunque su momento más trascedente en ese rol lo vivió con el seleccionado argentino en el Mundial Sudáfrica 2010, del que marchó eliminado en cuartos de final.

Después dirigió en Al Wasl (2011-12) y Al-Fujairah de Emiratos Árabes (2017-18), Dorados de Sinaloa (2018-19) y Gimnasia y Esgrima La Plata, club que le volvió a abrir las puertas del fútbol argentino el año pasado.

En ejercicio de esa función, Diego sufrió la última descompensación de salud que motivó su internación a principios de mes.

Talentoso, corajudo, rebelde, leal, popular y argentino hasta la médula, Diego le puso fin a su maravillosa historia hoy, 25 de noviembre, mismo día que se despidió su amigo Fidel Castro. Su leyenda vivirá por siempre en los corazones “albicelestes” a través de todas las generaciones.