La carne rompió la barrera de los $1.000 el kilo


El precio de la carne superó los mil pesos el kilo en algunas carnicerías de la zona metropolitana, mientras el Gobierno sigue analizando cómo estabilizarlo mientras que un repaso de los cortes más demandados permite comprobar que la carrera inflacionaria no se detiene.

El titular de la Asociación de Propietarios de Carnicerías de Capital Federal, Alberto Williams, admitió el alza de precios y sostuvo que esos valores “no están al alcance del poder adquisitivo de la gente” por lo cual indicó que es muy posible que el consumo se empiece a resentir con fuerza.

El kilo de asado subió de $700 a $1.000; la nalga trepó a $1.200, y el lomo a $1.400 en algunas carnicerías porteñas. Williams explicó, además, que si bien la hacienda subió 20%, para el carnicero, “significa mucho más” en sus costos entre ellos las señales de que existen diferencias de criterio en el seno del Gobierno sobre qué medidas aplicar.

Mientras el secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti, sería partidario de subir las retenciones a las exportaciones de carne, el ministro de Agricultura, Julián Domínguez, habló sobre la posibilidad de eliminar las restricciones a las exportaciones a fin de año.

En tanto, la vocera presidencial, Gabriela Cerruti, dijo que la suba de los derechos de exportación “no es un tema sobre el que se esté charlando ahora”.

A mediados de año, frente a un escenario de fuerte suba de precios, se fijaron cupos a la exportación que permitieron atenuar los valores por algunos meses.

Pero en las últimas semanas volvió a sentirse la falta de oferta, mientras los precios de la hacienda suben en Liniers.

Además de aumentar las retenciones, Feletti mencionó la posibilidad de crear un fideicomiso como el que tiene el sector aceitero mediante el cual las exportadoras subsidian el precio en el mercado interno.

Por su parte, el presidente de Cámara de la Industria y el Comercio de Carnes (Ciccra), Miguel Schiariti, rechazó la posibilidad de implementar un fideicomiso para bajar los precios al preguntarse: “¿A quién le darán los fondos? ¿A los 220 mil productores, a los 4 mil matarifes e industriales, a los 50 mil carniceros o los 45 millones de compradores finales?”.

También existen dudas entre los especialistas sobre el nivel de transparencia que tendría un sistema de esas características aplicado al sector de la carne.