La concejal de Avellaneda por Juntos por el Cambio Berta Núñez advirtió que hubo un “recorte” en el presupuesto para el Servicio Alimentario Escolar (SAE) del municipio, al señalar que hay casi 100 millones de pesos entre el monto que se aprobó y la licitación sancionada en la primera sesión ordinaria del año.
“El presupuesto que existe para la comida de los chicos no va a alcanzar para cubrir la inflación. Había un presupuesto de 354 millones de pesos y en la última sesión se presentó una licitación por 275 millones, evidentemente hubo un recorte muy grande. Hay una diferencia de casi 100 millones de pesos y no se va a llegar a cubrir la necesidad que hay”, afirmó la edil en diálogo con Info Región.
En ese sentido, señaló que en la sesión ordinaria del jueves, el bloque se abstuvo de votar por la licitación para conseguir los proveedores del SAE debido a que no tuvieron tiempo para analizar la propuesta “porque llegó un día antes de su tratamiento”.
“Es un tema que nos preocupa y esperamos que luego nos manden el informe correcto para ver los cupos que se van a cubrir, dónde, de qué manera y qué zona. En nuestro gobierno se trataba de ir avanzando hacia una universalidad para que se entregue comida a todos los niños y en este caso no será así, imagino que el municipio tendrá que poner lo que falta”, añadió.
“Preocupaciones”
Por otro lado, la dirigente de la Coalición Cívica aseguró que desde la oposición están “muy preocupados por la problemática del dengue”, ya que consideró que “la tarea de fumigación y el descacharro comenzó tarde”.
Además, subrayó que otro tema que “tiene preocupados a todos” es el de la inseguridad: “Se vive una ola muy fuerte de violencia en todo el país. En apariencia parece que la policía y las fuerzas de seguridad no están actuando como lo venían haciendo. Hay un gran temor por parte de todos los vecinos”, aseveró.
Asimismo, la edil consideró que desde el gobierno municipal “no se está haciendo todo lo necesario para combatir la inseguridad” y afirmó que “hay que mejorar el sistema de cámaras, porque las que hay instaladas no son muy modernas y son demasiadas por operador para prestarles atención”.
“También está el hecho de que no hay cobertura real, cuando la gente llama no acuden rápidamente. Algo pasó con la policía que hay una respuesta más lenta”, concluyó.
