Se multiplican las ollas populares para luchar contra el hambre pero no alcanza

Diferentes agrupaciones políticas y sociales se ocupan de llevar un plato de comida a los más vulnerables. Triplicaron las raciones que entregan pero "queda gente sin comer".

Desde que se decretó la cuarentena obligatoria, muchas familias recurren a comedores y merenderos en busca de un plato de comida. Y ante la necesidad, diferentes organizaciones políticas de la Región asumen la responsabilidad de hacer ollas populares para paliar un poco la situación. Si bien se triplicaron las raciones que entregan, y se incrementó la ayuda estatal, no dan abasto para cubrir la demanda.

Algunos referentes de las diferentes agrupaciones sociales y políticas profundizaron sobre la problemática en diálogo con Info Región. Desde Somos, ¿que pertenece Barrios de Pie, Paula Montenegro, explicó que “ya no hay changas ni posibilidad de cartonear o hacer ferias”, y por eso se complejiza la situación económica. El militante que colabora y asiste en comedores del Movimiento de Trabajadores Excluídos (MTE), Maximiliano Sosa, señaló que en el centro de Jubilados “Rompé el encierro”, de Villa Fiorito, pasaron de entregar 150 porciones a 600 por día. “El viernes hicimos dos ollas grandes y no dimos abasto. Tuvimos que dejar a gente sin comer, porque no había, y esto está pasando seguido”, lamentó.

En el barrio IAPI, de Quilmes, la situación no es muy diferente. Desde la agrupación católica “Dando amor”, que forma parte de la Iglesia Jesucristo Reina, precisaron que antes de la cuarentena solían asistir a 130 personas, pero ahora entregan casi 400 viandas por día.

¿Y qué pasa con las personas en situación de calle? La responsable del área de información y militante del Proyecto Aconcagua, Florencia García, detalló que “no aumentó la cantidad de gente” que pasa los días en la calle pero que hay “más hambre”. Explicó que antes se las rebuscaban pidiendo en kioscos o parrillas, pero el cierre de los comercios lo impide. “Ahora les estamos dejando dos o tres bandejas de comida a cada uno porque capaz no comen por varios días”, agregó. “Esa desesperación la vemos sábado a sábado cuando salimos a hacer la recorrida semanal”, advirtió.

Barrios de Pie

Barrios de Pie es una organización social que está presente en “casi todos los barrios” de Lomas de Zamora y cuenta con 25 comedores y merenderos distribuidos en varios barrios. San José, Villa Olimpo, Fiorito, Tongui, 8 de diciembre, entre otros. Su principal función es la de “organizar” a los “sectores populares”. Además, cuenta con varias cooperativas que se encargan del “saneamiento de arroyos”, del “mantenimiento de instituciones”, y también, asisten alimentariamente a vecinos y vecinas.

A partir del aislamiento social, el panorama dio un giro. “Tuvimos que suspender el 90 por ciento de nuestras actividades y las únicas que quedan en pie son las de los merenderos y los comedores”, planteó Paula Montenegro. “La cuarentena incrementó la demanda alimentaria en los barrios, ya que las personas se ven imposibilitadas de salir a buscarse el mango y recrudece la situación”, planteó..

“Por más que el Gobierno ha inyectado un montón de plata mediante bonos o mediante el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) esto no termina de impactar porque la situación es bastante compleja”, explicó Montenegro. Por esto se organizan. Ya no brindan comida en sus espacios sino que entregan viandas. Si pueden las familias se acercan a retirarlas, o si estas no tienen manera de movilizarse, desde la organización se las acercan a la casa. El aumento de la demanda es “notable”: “Había lugares en los que atendíamos a 40 niños o niñas, y hoy son 80; y donde teníamos 120 personas, hoy tenemos 150”, ejemplificó.

Otro factor es que hay “familias” que antes no “tenían necesidad de acercarse a comedores y merenderos”, y ahora sí la tienen. “El jueves pasado hicimos una jornada nacional donde entregamos medio millón de viandas a adultes mayores, porque entendemos que no solamente son el principal grupo de riesgo, sino que además que aquellos que viven en situaciones de vulnerabilidad, en barrios populares, están mucho mas afectados”., planteó.

Por último, Montenegro señaló que si bien Barrios de Pie apoya las medidas nacionales del presidente, Alberto Fernández y “coopera” con estas, no tienen “recursos infinitos para poder alimentar a la cantidad de gente que se acerca”. “No somos el Estado, y nuestras compañeras están haciendo magia para poder llenar una olla con casi la misma cantidad de mercadería que teníamos antes”, apuntó.

Movimiento de Trabajadores Excluídos

“Tratamos de suplir una necesidad que está presente en los barrios, que ya existía, pero que hoy se intensifica mucho más, y va aumentando por el contexto de cuarentena”, planteó Maximiliano Sosa. “Hay muchos compañeros que no pueden ir a laburar y no tienen el ingreso ni para comer”, explicó. El MTE trata entonces de “ocupar” los espacios a los que “el Estado no está llegando en materia económica y alimentaria”, según Sosa, y por eso se organizan para darles una vianda a los vecinos.

Son alrededor de 40 los comedores que tienen en Lomas de Zamora, y ahora “todo se limita a hacer ollas” porque “las actividades ya casi no las hacen”. La urgencia para muchos hoy es comer. Por esto los comedores se encuentran abiertos, y desde el MTE también se encargan de hacer ollas populares. Precisamente en Villa Amelia comenzaron a hacer una olla todos los días cuando antes ni siquiera la hacían. “Hoy ahí se entregan 200 porciones diarias”, señaló.

“No solamente están llegando a comer los sectores más vulnerables, sino también capas mas altas, como la clase media, donde tampoco están pudiendo salir a trabajar”, detalló.

La demanda creció y esto se materializa en un ejemplo que Sosa planteó a este medio: En un centro de Jubilados de Fiorito se “pasó de entregar 150 porciones al día a 600 porciones”. “El viernes cocinamos dos ollas grandes enteras y no dimos abasto. La gente se acercaba y le tuvimos que decir que no había más. Cuando termine la cuarentena esto va a seguir por mucho tiempo más y va a ser muy difícil remontarlo”, analizó.

Proyecto Aconcagua

Todos los sábados, la agrupación política “Proyecto Aconcagua” solía realizar una recorrida nocturna por las estaciones de Lomas, Banfield y Temperley, para entregarles un plato de comida a la gente que se encuentra en situación de calle. Que duerme en estaciones de trenes, bancos, plazas, o mismo, en el Hospital Gandulfo.

La responsable del área de información de Aconcagua, Florencia García, planteó que cuando comenzó la cuarentena estuvieron “parados” una semana pensando estrategias para poder continuar con su trabajo pero “con todas las medidas de precaución e higiene correspondientes”. Hace tres semanas volvieron al ruedo. “No estamos yendo a Temperley porque el Club Temperley, junto a la ONG No Seas Pavote, están haciendo ollas populares todos los días en la sede”, aclaró.

Pero sí van a Lomas y Banfield. “Nosotros no vemos más gente”, planteó, pero sí más hambre: “La realidad es que en este contexto la gente está muerta de hambre, por eso les estamos dejando dos, tres o hasta cuatro bandejas de comida porque capaz no comieron por dos o tres días”. “Esa desesperación la vemos sábado a sábado cuando salimos”, completó García.

También están en búsqueda de conseguir más “barbijos” y “alcohol en gel” ya que es una población “sumamente expuesta” y “mucha gente es adulta mayor”. “Tratamos de concientizar y hablar porque a veces están un poco reacios al tema del barbijo, y llevar el mensaje de cuidarse y lavarse las manos es importante”, remarcó.

Fundación Dando Amor

Dando Amor es una fundación que pertenece a la iglesia quilmeña Jesucristo Reina en la que participan alrededor de 50 personas. Juan José Viera es el pastor fundador de esta agrupación, quien junto a su mujer, Adriana, llevan “adelante” la iglesia y el comedor en el barrio IAPI. También tienen ropero solidario.

“La fundación funciona dentro de la misma iglesia, van de la mano las dos”, explicó el pastor. Trabajan todos los días reparten viandas al mediodía y meriendas a la tarde. “Antes la gente venía a comer al comedor, pero al estar la cuarentena no se puede venir. Entonces, estamos repartiendo casi 400 viandas por día afuera de la iglesia”, explicó. También hacen tres ollas diariamente.

Además, estuvieron confeccionando casi 700 barbijos y se los brindaron a a los vecinos del barrio -o aledaños- que se acercaron. “Empezamos a repartir a las 12 pero la gente ya a las 11 está esperando que le sirvamos”, comentó Viera. “Lo hacemos afuera de la iglesia porque es mayor el caudal de gente y la demanda”, apuntó, y planteó que ellos se ocupan de llevar el alimento a aquellos que no se pueden acercar.