Ante el descontrol de público en el River-Boca una fiscal abrió una investigación


La fiscal Celsa Ramirez labró un acta contravencional, pedirá las cámaras de seguridad y un conteo de molinetes y carnets habilitados para ingresar a la cancha de River, y es lo menos que se puede esperar luego de que el regreso del público a la cancha luego de la pandemia, nada menos que en el superclásico en el que River superó a Boca 2-1, se desmadró, se superaron los límites de aforo y prácticamente no hubo control sanitario en el ingreso.

La pauta inicial era que sólo podía ingresar el 50 por ciento de la capacidad del estadio Monumental, todos identificados con nombre y apellido, exhibiendo a través de la aplicación al menos una dosis de la vacuna y controlando la temperatura corporal, pero a pocos minutos de la apertura de las puertas rápidamente la aglomeración de gente desbordó los controles.

A poco de iniciado el partido las imágenes televisivas y los videos posteados por los propios hinchas demostró que que el aforo permitido quedó superado ampliamente. Eso motivó que la Fiscalía Especializada en Eventos Masivos abriera una investigación de oficio que se inició con el labrado de un acta contravencional al club para determinar cuánta gente asistió efectivamente.

Para el ingreso la condición era mantener distancia, acreditar identidad con el carnet de socio habilitado, el DNI, respetando los accesos correspondientes, presentar declaración jurada de salud y certificado de vacunación con la aplicación vacunar. Un decálogo propio de un país ordenado, pero alejado de las prácticas habituales de gestión de actividades públicas masivas en la Argentina.

En cuanto al aforo, conocedores del Monumental coinciden en señalar que las gradas estuvieron ocupadas en al menos un 70 por ciento, es decir que habría en el interior de la cancha unas 50 mil personas, casi un 50 por ciento más que las 36 mil habilitadas para unas tribunas con 72 mil localidades.

Si control en el ingreso y con mucha más gente que la autorizada queda abierto el interrogante acerca de la razonabilidad de mantener restricciones de cualquier tipo para una pandemia que ya parece no existir, al menos en el universo del fútbol.