Violencia y redes sociales: La novedad de un viejo problema

En los últimos días fue noticia la difusión de varios videos en el que jóvenes y adolescentes se juntaban en plazas de Lomas de Zamora a pelearse. ¿Qué moviliza estas actitudes?

En los últimos días fue noticia la difusión de varios videos en el que jóvenes y adolescentes se juntaban en plazas de Lomas de Zamora a pelearse, como si fuera un hobby o un deporte, pero con el agregado de que todo eso era registrado por celulares para luego ser subido a las redes sociales.

La violencia no es algo nuevo, de hecho es un fenómeno que existe desde que el ser humano tiene consciencia, sin embargo lo novedoso de esa práctica en los últimos años es el soporte mediante el cual está actividad se registra y también las intenciones posteriores en torno a esta práctica.

La novedad está en la espectacularización de la violencia, un fenómeno involucrado en una sociedad posmoderna que trastoca los límites de lo público y lo privado, del adentro y del afuera, modificando las percepciones del espacio y del tiempo y, por ende, de las prácticas sociales y sus normas éticas y morales.

Los videos registrados en las plazas Libertad y Grigera, de Lomas de Zamora, visibilizan una actividad que no es meramente local o regional, sino que es un fenómeno que se lleva adelante en distintos puntos del territorio argentino, generando malestar y también miedo por parte de los vecinos.

En diálogo con Info Región desde el Municipio de Lomas de Zamora indicaron que “se está al tanto de todas estas situaciones violentas” y que por ese motivo “se está reforzando la presencia policial y la seguridad” en las zonas que aparecen en los videos.

Las actitudes violentas no son algo nuevo. Pero ¿a qué responden? ¿Qué las moviliza? ¿Son independientes de la impronta de filmarse y luego viralizarse o están relacionadas?

Mostrarse es dejar de ser invisible

La médica psiquiatra especializada en psiquiatría infanto juvenil Nora Leal Marchena analizó -en diálogo con este medio- la situación y opinó que “es notorio el crecimiento de la violencia, algo a lo que se le suma el hecho de filmarse y mostrarse en ese rol”. “Es importante analizar qué hay detrás de esa combinación de actitudes y entender, en este sentido, que lo que está en juego es la exposición, mostrarse, levantar un trofeo social y generar un sentido de pertenencia a una sociedad que a priori siempre excluye”, explicó. 

Lo que está en juego es la exposición, mostrarse, levantar un trofeo social y generar un sentido de pertenencia a una sociedad que a priori siempre excluye

En este sentido, la también integrante de la Asociación de Psiquiatras Argentinos (APSA) señaló que la existencia y la cotidianeidad de los adolescentes “parece estar cada vez más atada a la exposición en las pantallas, porque exponerse es ser, es sentirse que se es”. “La violencia está y en ella actúa la pulsión de muerte, tanática, la inconsciencia de superar límites. Eso se ve, y eso se observa. Lo nuevo es que eso no se hace en un ámbito privado, no es una actividad en la que participan dos o más personas, sino que se trata de un fenómeno en el que hay involucrados y espectadores”, apuntó.

Leal Marchena apuntó, asimismo, que en el hecho de subir la pelea a internet o de filmarse hay una intención de reconocimiento social, de destacarse y mostrarse, en el marco de una sociedad que exige que nos destaquemos en algo para ser visibles.

En este sentido, ser “lindo”, “exitoso”, “inteligente” o “famoso” son elementos codiciados para muchos chicos y chicas que están en plena construcción de subjetividades. El entorno virtual, entonces, puede ser un disparador de reconocimiento al alcance de la mano. “Cuando los jóvenes, excluidos por estas reglas se sienten invisibles, ajenos a esos parámetros, terminan acudiendo a situaciones límites, no racionales, como la violencia”, consideró. “En estos grupos no está el lucirse con la erudición o el conocimiento, aunque sí tengan la capacidad de hacerlo, sino que buscan en la violencia ganarse un lugar y presencia social y lo suben a las redes porque eso los vuelve visibles, en el marco de una sociedad que margina e invisibiliza a sus individuos”, añadió.

Por último, la profesional pidió “no generalizar a la juventud  y a los adolescentes como participes activos de este fenómeno” aunque sí reconoció que “cada vez son más los que participan de forma activa”.