Protesta de asistentes de minoridad en La Plata

Piden un aumento salarial y más protección frente a los múltiples episodios de violencia que viven en los institutos penales.

Asistentes de minoridad, pertenecientes al organismo de Niñez y Adolescencia, se manifestaron ayer frente de la la Casa de Gobierno de la provincia de Buenos Aires para reclamar mejores condiciones laborales y salarios. Piden llegar a fin de mes y protección frente a los múltiples episodios violentos que se viven en los penales juveniles.

El referente de la Comisión de Asistentes de Minoridad Autoconvocados (CLAMA), Pablo Lenz, advirtió a Info Región que la situación es “insostenible”, por esa razón marcharon de la avenida 7 y 55 (La Plata) hasta la Casa de Gobierno en pedido de un aumento salarial y más protección, entre otras cosas.

El trabajador labura con personas que lo vienen a intentar tomar de rehén y después tiene que volver a laburar con esos mismos pibes que hace dos días estaban armados con punta y dispuestos a todo. Yo creo que la sociedad no sabe (el trabajo que se hace) y que el sistema nos ha dejado de lado. Ahora, llegó un punto en que no dio para más” , sostuvo. 

“Hasta que no tengamos una respuesta prudente, que tome el toro por las astas, no vamos a parar. Ya le hicimos un pedido de audiencia al gobernador (en la manifestación del 7 de octubre)”, destacó Lenz, quien advirtió que en noviembre hubo por lo menos 10 situaciones de gravedad en los institutos penales.

El sueldo básico de los trabajadores de institutos penales de la Secretaría de Niñez y Adolescencia era de 10 mil pesos y recibió un aumento del 14 por ciento este año, comentaron trabajadores. “Nosotros estamos por debajo de la línea de pobreza. Pedimos aumento de sueldo y  apertura de paritarias, pero también estamos pidiéndole al gobernador (Axel Kicillof) que trate un proyecto de ley que nos comprenda”, enfatizó.

Cuestionó, en este marco, que a cargo “de todos los pibes ingresados al Sistema (Penal Juvenil) por los casi 90 mil policías, sólo 1300 (asistentes de minoridad) hacen el trabajo, que es muy complicado porque comprende motines, toma de rehenes, fugas, incendios, insultos y un montón de cosas más”.

“Ya veníamos mal, y la pandemia no fue la gota sino el aluvión que rebalsó el vaso”, analizó el trabajador, quien consideró que son “como auxiliares de la justicia en alguna medida”. “Somos como una fuerza de seguridad, somos civiles, somos como psicólogos, trabajadores sociales, pero a la vez no somos nada”, criticó.

 En misma línea, Cristian Navarro, otro trabajador perteneciente a CLAMA, remarcó que “están carentes de personal y de protocolo de actuación en cuanto a posibles episodios violentos que ya vienen sucediendo hace rato. Hay una ssumatoria de carencias que hace que no se pueda trabajar directamente”. “Es imposible abordar todo y preservar la integridad propia y la de los jóvenes”, consideró.