Tres de cada cuatro hogares del Gran Buenos Aires se vieron obligadas a aplicar estrategias de supervivencia como endeudarse, consumir ahorros, disminuir la compra de alimentos o tratar de subir los ingresos para poder atravesar la crisis generada por la COVID-19, reveló un informe elaborado por el INDEC según el cual el 72,6% de los hogares conurbanos recibió algún tipo de prestación social, el 24,7% previo a la pandemia y el 48% a partir de su aparición.
El trabajo señala que el 74,3% de hogares que manifestó haber tomado algún tipo de medida para hacer frente al impacto de la pandemia en su economía se compone por el 46.3% que recibieron prestaciones sociales implementadas a partir de la pandemia de la COVID-19 y un 27.9% que no accedió a ninguna de estas herramientas.
Este informe es el resultado de una encuesta y corresponde al período agosto-octubre de 2020 y analiza el impacto de la COVID-19 en los hogares del área metropolitana de Buenos Aires.
Las cuatro medidas que funcionaron como variables fueron: recurrir al endeudamiento, generar nuevos ingresos o solicitar adelantos, apelar al uso de stocks como ser ahorros o venta de algún bien, y reducir por motivos económicos el consumo de, al menos, un alimento como carnes, verdura fresca y leche.
El sondeo detectó que el 46,1% de las familias del conurbano manifestó haber apelado al endeudamiento, el 44.9% hizo uso de sus ahorros o vendió pertenencias; el 38% renunció al menos a un alimento esencial, y el 32,1% generó nuevos ingresos. Asimismo, el 23.9% de los encuestados indicó que sólo debió apelar a una estrategia; el 23.1% a dos; mientras que el 17.7 y el 9.5% usaron tres y cuatro de estas herramientas.
Vida cotidiana y cuidados
El estudio también explora una serie de actividades sociales y conductas implementadas en el seno de los grupos familiares destinadas a afrontar la COVID-19.
Al respecto, 65,4% de los entrevistados señaló cambios relacionados con la práctica de actividad física a partir de la pandemia: un 48% dejó o disminuyó el ritmo y un 17,4% comenzó o aumentó la práctica de esa actividad.
En materia de ansiedad, casi seis de cada diez de los participantes del estudio (57,8%) admitió que se siente más ansioso que antes de la pandemia, mientras que el 34,7% de los encuestados manifestó tener más dificultades para dormir, desde que la COVID-19 llegó a sus vidas.
Sobre el cumplimiento de medidas de distanciamiento social preventivas, el 77,2% de los entrevistados indicó haber incorporado las tres aconsejadas por las autoridades sanitarias: evitar saludos de manos, besos o abrazos con personas que no pertenecen al hogar, eludir grupos con más de diez personas (como reuniones familiares, fiestas y eventos) y reducir la frecuencia para hacer compras. En tanto que un casi unánime 94% destacó que cumple con las dos principales medidas de higiene: uso de tapabocas y lavado frecuente de manos.