Un barra de Racing Club, integrante de la facción de La Guardia Imperial, fue detenido este jueves tras ser acusado de haber atacado a golpes en la cabeza a un periodista, que sufrió la fractura de mandíbula y graves lesiones cuando se retiraba de una radio en abril de 2019, en Avellaneda.
Por el hecho fueron condenados en mayo pasado otros dos barras a penas de cumplimiento efectivo.
El detenido fue identificado como Héctor Ariel Otero, de 36 años y conocido en la barra de Racing como Majin Buu, quien fue capturado en Estanislao Zeballos y Sarmiento, en Avellaneda, por efectivos del Grupo Táctico Operativo (GTO) de la comisaría 1ra. y del Comando Patrulla de esa jurisdicción.
Sobre Otero pesaba una orden de detención a pedido del Juzgado de Garantías 10 de Lomas de Zamora, por el homicidio en grado de tentativa del periodista partidario Sebastián Acosta, que había denunciado las actividades delictivas que realizaba La Guardia Imperial.
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Otras sentencia la barra de Racing
En mayo, el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 1 de Avellaneda – Lanús sentenció a Facundo David Repetto (35) y Federico Di Meglio (32) como coautores del delito de “lesiones graves agravadas, por el concurso premeditado de tres o más personas” en perjuicio de Acosta.
El periodista fue abordado en las calles Marconi y French por Otero, Repetto y Di Meglio, todos conocidos integrantes de la barra de Racing Club de Avellaneda denominada La Guardia Imperial.
Los agresores atacaron a “Acosta mediante golpes de puño y patadas” y una vez en el piso utilizaron “el casco de motocicleta que poseía la víctima, para efectuar golpes en la cabeza y abdomen, en momentos en que se encontraba visiblemente inconsciente”.
“Producto de dicho accionar le provocaron diversas lesiones, tales como fractura de mandíbula, politraumatismos en distintas partes del cuerpo, y la pérdida de conocimiento, lesiones que fueron caracterizadas como graves desde el punto de vista médico legal”, afirmó en su voto el juez Pizzolo, al que adhirieron los otros dos magistrados.
El juez consideró que “tanto la víctima, como los imputados poseen en forma evidente al menos una cuestión en común que los conecta: Racing Club de Avellaneda”.