El Papa pidió “resistir a la tentación de la venganza” tras la guerra

En el tercer día de su visita a Irak, Francisco encabezó una misa para cerca de 10.000 fieles en Erbil, la capital del Kurdistán iraquí.

El papa Francisco pidió este domingo en Irak “resistir a la tentación de la venganza”, un mensaje clave en un país que en las décadas vivió varias invasiones y guerras internacionales, vio nacer milicias extremistas que cometieron atrocidades y sigue preso de un clima de violencia con atentados y mucha tensión político-religiosa.

En el tercer día de su visita a ese país de Medio Oriente, el Pontífice encabezó una misa para cerca de 10.000 fieles en Erbil, la capital del Kurdistán iraquí, una región marcada por las cicatrices y las heridas aún fresca de esta convulsionada historia reciente.

Antes de la celebración de la misa, la primera que el Papa encabezó al aire libre desde el inicio de la pandemia, Francisco volvió a subirse al Papamóvil, que no usaba desde la Audiencia General del 26 de febrero de 2020 en la Plaza San Pedro, y dio una vuelta alrededor del campo de juego del estadio Franso Hariri, despertando los saludos de los fieles.

“Aquí en Irak, cuántos de sus hermanos y hermanas, amigos y conciudadanos llevan las heridas de la guerra y de la violencia, heridas visibles e invisibles”, planteó en su homilía.

“La tentación es responder a estos y a otros hechos dolorosos con una fuerza humana, con una sabiduría humana”, advirtió, en la única actividad de masas de la visita que inició el viernes.

Durante la misa, el Papa convocó además a los católicos iraquíes a “construir una Iglesia y una sociedad abiertas a todos y cuidadosas con nuestros hermanos y hermanas más necesitados”.

“Hoy, puedo ver y sentir que la Iglesia de Irak está viva, que Cristo vive y actúa en este pueblo suyo, santo y fiel”, sostuvo el Papa en el estadio construido en 1956, que durante el conflicto armado de 2009 fue uno de los que utilizó la selección iraquí para jugar de local y que, según las autoridades, este domingo colmó sus 10.000 lugares.

Al terminar la misa, su último gran evento en Irak, Francisco envió un “saludo de corazón en particular al querido pueblo kurdo” y prometió: “Irak permanecerá siempre conmigo, en mi corazón”.