Señalizaron la casa en la que Érica Soriano fue vista por última vez, hace 12 años

El 20 de agosto de 2010, la joven llegó a la casa que compartía con Daniel Lagostena, condenado por el femicidio, y nunca más se supo nada de ella.

Doce años pasaron ya desde el día en que Érica Soriano desapareció. Fue en su casa de Lanús, que compartía con su entonces pareja y hoy condenado por el femicidio Daniel Lagostena. Este sábado, se realizó la señalización de la vivienda. Aún no se pudo determinar qué pasó con el cuerpo.

El emotivo homenaje se realizó este sábado en Coronel Santiago 1433 de Lanús Oeste. “En homenaje a Eri y para sentar un precedente. Para no olvidar nunca dónde la vimos por última vez”, escribió su hermana, convocando al evento.

La señalización da cumplimiento a una ordenanza municipal pero también se enmarca en el programa Mariposas del Ministerio de las Mujeres, Políticas de Género y Diversidad Sexual de la provincia de Buenos Aires, que consiste en la realización de actividades artísticas y culturales que promuevan la construcción de la memoria colectiva en las comunidades en torno a las víctimas de femicidios, travesticidios y transfemicidios.

¿Qué pasó con Érica?

En la investigación se acreditó que el 20 de agosto de 2010, Lagostena y Érica (30), tras visitar a un ginecólogo en Capital Federal, se dirigieron a su domicilio en Lanús, donde ya se encontraba una persona no identificada hasta ahora que utilizó el teléfono de línea para llamar a una pizzería a las 22.01. Se estableció que a las 22.13 Érica habló con una amiga, quien luego declaró que se dio cuenta de que en el viaje iba manteniendo una pelea con Lagostena.

Tras la desaparición de la mujer, los peritos que buscaron rastros en la casa de la pareja hallaron la chimenea caliente, pese a que ese día hacía 24 grados, y restos de poliéster que se correspondían con una bombacha, por lo que se presume que Lagostena quemó allí la ropa de Érica. En mayo de 2016, Lagostena quedó detenido por el crimen y durante el juicio oral aseguró que su relación con Érica era “normal y buena”.

Érica Soriano tenía 23 años y estaba embarazada de dos meses y medio cuando fue vista por última vez el 20 de agosto de 2010. Daniel Lagostena había asegurado que la joven se había dirigido a visitar a su madre en la localidad de Villa Adelina. Lo cierto es que nunca llegó a destino. El cuerpo de Érica nunca apareció.

Condena firme

En agosto del año pasado, la Suprema Corte de Justicia de la provincia de Buenos Aires dejó firme la condena de 22 años de prisión de Daniel Lagostena por el crimen de su pareja. El defensor acudió a esa instancia luego de que la Sala I del Tribunal de Casación bonaerense dejara firme la sentencia dictada en julio de 2018 por el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 9 de Lomas de Zamora, que le había atribuido al condenado el delito de “homicidio en concurso ideal con aborto”, ya que Soriano estaba embarazada al momento del crimen.

¿Dónde está el cuerpo?

Aún es un misterior pero vale recordar que en ese primer fallo, el TOC recomienda “extraer testimonio del veredicto y de la presente y remitirlos a la UFI 3 a efectos de que su titular tome conocimiento de las declaraciones prestadas por Gilberto Vázquez, Viviana Lagostena, Braian Poublan, Joan Manuel Fontela, Elías Poublan, Lorena Lagostena, Leonardo de Simone, Gabriel De Lio y Viviana Correa a fin de profundizar la investigación e identificar a quienes participaron en el ocultamiento del cuerpo sin vida de Érica Soriano, por los motivos expresados en la cuestión segunda del veredicto y de la sentencia”.

Los últimos tres mencionados –De Simone, De Lio y Correa- expusieron sobre “el ambiente” de los crematorios durante el juicio. “En el ambiente funerario se rumoreaba que a Érica la habrían cremado en Lanús y todo apuntaba a De Simone por ser el tipo que le alquilaba la propiedad a la familia Lagostena”, expresó De Lio en aquella oportunidad.

María Esther, la mamá de Érica, dijo que buscará contactarse en las próximas semanas con el fiscal de la causa, Gerardo Loureyro, para pedirle que reanude la investigación y confesó que sigue teniendo esperanzas de que “alguien hable o se quiebre” para terminar de determinar qué fue lo que pasó aquella noche del 20 de agosto del 2010.