El centro cultural “El Padilla” reabrió sus puertas

Tras seis meses de inactividad, recibió al público. "Si no podíamos empezar a trabajar, íbamos a terminar cerrando", admiten.

El centro cultural “El Padilla” abrió sus puertas el fin de semana, después de seis meses de inactividad. Si bien el centro cultural ubicado a pasos de la estación de Temperley tiene una infraestructura para más de 300 personas, las restricciones para evitar la propagación del Covid-19, obligaron a reducir la capacidad a 30 o 40 personas.

Daniela Vietti comentó a Info Región el protocolo. Las mesas están ubicadas en el patio y cuando las personas ingresan, se les toma la temperatura con un termómetro infrarrojo a la distancia, se sanitizan y pueden emprender el camino a la mesa. “En el patio, cada cual tiene su plaza bien delimitada, donde están con el barbijo. Se lo sacan para comer, obviamente. Las camareras cuentan con protección de cubrebocas y mascarillas, y deben estar sanitizándose las manos constantemente”.

Destacó que armaron todo “para que haya la menor cantidad de tráfico posible entre las mesas y para que cada cual esté tranquilo con distanciamiento social”.

Ofrecieron una cena show con cupos limitados, que no tardaron en agotarse, donde se presentaron la actriz y el actor Lucrecia Vichenza y Ricardo Rubén, la performer Carol Circe y el músico Nicolás Vietti. Todos artistas del Conurbano.

La reapertura

Vietti describió la situación como “una montaña rusa”. “Estamos muy emocionados porque si no podíamos empezar a trabajar, lamentablemente íbamos a terminar cerrando o transformando en otra cosa el espacio”, admitió.

Señaló, asimismo, que en estos seis meses de inactividad probaron “de todo”, pero fue “más que nada, apostar económicamente, y esperar el momento en que se pudiera reabrir”. “Ahora también empezamos a planificar para hacer streamings, hacer locaciones, tal vez retomar los talleres. Tenemos espacios muy amplios para poder desarrollarlo como corresponde, de a poquito estamos pudiendo retomar nuestra actividad” agregó.

La historia

Si bien en la puerta hay un cartel que reza “1915”, el edificio emplazado en la avenida Meeks de Temperley tiene una historia data desde mediados del siglo XIX, cuando el ferrocarril daba sus primeros pasos. Durante 90 años funcionó la forrajería que abasteció de paja, alfalfa y semillas. Sus puertas estuvieron abiertas hasta 2005, cuando ya se comercializaban “ramos generales”.

El proyecto de renovación lo encabezó la familia Vietti, que con el apoyo de amigos, se encargaron de recuperar el inmueble y limpiarlo para dejarlo “lo más parecido a como estaba originalmente”. Y llegó a lo que es hoy, un espacio multidisciplinario.